7
EL DESPERTAR DE ASAR
EL DESPERTAR DE ASAR
"Despierta, despierta, oh mi padre Osiris, que yo soy [Horus] tu hijo que te ama. [... ] Mira, yo he llegado, al punto de aportarte lo que te han tomado. ¿Él se regocijará por ti? Él [Seth] bebió tu sangre. [... ] Las dos hermanas que te aman son Isis y Neftis, y ellas te apoyarán". (2)
Textos de las Pirámides, 2127
Al final pospuse la
exploración de Nisighu (pájaro azul) para más tarde, probablemente por el miedo
de saber la verdad sobre mí. Una verdad que me fue, sin embargo, claramente
revelada. Yo todavía estaba frio y distante con Aset, pero la promesa que le
había hecho concerniente a Ta-Ur (Abydos) estaba volviéndose urgente. Mi
corazón estaba pesado. Desde mi regreso del más allá del horizonte, yo estaba
como entre dos aguas.
La farsa que se jugó
bajo nuestras narices en el templo acuático de Asar ya no era tolerable.
Djehuti me había recomendado ir a Ta-Ur en tanto que no pudiera encontrar lo
que era destinado para mí en la nave de Asar. Yo le había tranquilizado al
revelarle que pronto haría una declaración a todo nuestro pueblo, incluso a los
demás. Djehuti no sabía lo que estaba preparando en secreto.
Decidí terminar esta
historia y denunciar esta farsa odiosa. Inmediatamente después de este nuevo
viaje al más allá del horizonte de sucesos, envié a Sabu con los Neferu, a la
región de la Doble Verdad. El tenía siete amaneceres de luna por delante antes
de viajar a Ta-Ur. Siete días para conocer a Saglam y los Neferu-Dogan, y
convencer al rey y a su sobrina, la futura reina, de que lo acompañen a Ta-Ur.
Sabu también debía enviar a muchos sacerdotes del clan Khentamentiu hacia el
antiguo dominio de Asar, y traer consigo a los otros Dogan, los otros
Shemsu-Heru, que el rey nos había concedido sin saber si se habían llevado a
cabo como yo esperaba. Ese hecho generaba un montón de suposiciones, pero
no teníamos otra alternativa. Yo también había enviado mensajes a Aset y a
mis tres tías para que vayan a Ta-Ur en siete días. Este período de siete
días estaba relacionado con el tiempo que tenía delante de mí para llevar a
cabo mi misión en Ta-Ur. También recomendé a Sabu que hiciera los arreglos para
que nuestra madre fuera escoltada como nunca. Todas estas personas iban a
estar presentes en mi salida victoriosa de la Enkhu'ur (Osireion) de
Asar.
Debía visitar el
antiguo dominio del gran asesinado con el objetivo de acceder a las puertas
secretas de su templo acuático. Debía seguir el protocolo religioso con el fin
de vencer al clero Abar y darles una lección inolvidable.
¡Un baile de
máscaras! Ta-Ur es víctima de un gran engaño para hacer creer a las multitudes
exaltadas que Asar todavía está vivo. Su asesinato se ocultó a las
personas, sólo los mortales que viven con nosotros saben la verdad. La doctrina
seguida en Ta-Ur tiene poco que ver con la creencia que prevalece en el seno de
la noble subterránea Gigal, y con el dogma que proclama que yo iba a ser la
reencarnación del Santo Fundador. Los sacerdotes Abar desafían mi legitimidad
como la reencarnación de Asar y entregan al Santo Fundador a la adoración de
las masas en la forma de una estatua. Ellos son manipulados por ltemu-Ra (An)
que no quiere que el trono de Kemet se me asigne legalmente.
La doctrina adoptada
en Ta-Ur se basa en una máquina automatizada, a semejanza de Asar. El que pasa
por muchas puertas cerradas de la propia Enkhu'ur y se inclina ante esta
máquina se vera prometido de una vida más brillante... Un sacerdote está
detrás de la figura de Asar y se expresa en su lugar. Las personas piensan que
Asar - el ser bondadoso - derrotó a sus enemigos y se refugió en su templo
subterráneo, y que está protegido por el clero de su padre Itemu-Ra. La
aparición de esta imitación congelada del Santo Fundador refuerza su apariencia
inusual y su aspecto intimidante.
Varios tipos de
curiosos se presentan ante las puertas de Per-Asar. Los primeros son los que
han permanecido fieles al Santo Fundador, formando una multitud de fieles.
Estas son las personas que, en cualquier caso, jamás entran en el santuario.
Luego vienen los apoderados o mandatarios de regiones extranjeras, que deseen
hablar con 'Nki ("el verdadero"). Ellos no lo saben, pero ellos van a
interactuar con la figura articulada a través de su sacerdote escondido detrás
de la representación del hijo del agua. Ellos estarán lo suficiente lejos como
para no darse cuenta del engaño. Por último, los que todavía se presentan en
Ta-Ur no son otros que los candidatos a los misterios de Asar. Algunos están
ahí para ser iniciados, otros se convertirán en sacerdotes o guardianes.
El manejo es tan
perfecto como la máquina. Hasta ahora, no podíamos hacer nada en contra de este
engaño. Los sacerdotes del pueblo Abar consideran que es mejor para convencer a
las multitudes, hacerles creer que mi padre todavía está vivo, que revelar su
muerte y su cuerpo depositado en el templo. Ellos se afirman depositarios de la
palabra de ltemu (An) y se sirven de ello para transformar algunos de nuestros
preceptos. Meri-Aset está irritada por su práctica, pero nada se puede hacer
sin correr el riesgo de poner ItemU-Ra en nuestra contra. Ella incluso muy a
menudo sentía compasión por los Abar, una actitud que no mostró con otras
personas que viven con nosotros en Nashareth.
Me deslicé entre la
multitud reunida frente a la zona santa y su ladera plantada con árboles Ised.
La gente miraba con la esperanza de cruzar las diferentes puertas cerradas y
otros umbrales oscuros que conducen al corazón del templo acuático. ¡Todos
quieren conocer al gran despierto! Era generalmente aceptado que para aquellos
candidatos que superen las puertas cerradas, la sola mirada del Santo Fundador
y la inmersión en el baño ritual los convertiría de mortales a Neter
(dioses). Los candidatos son pocos. Ellos son ordenados en función de su
lealtad al Santo Fundador y del respeto que se paga al clero en su lugar. Después
de varios exámenes, pude acceder a la isla bajo tierra, la isla de Maat
(justicia), donde se encuentra la imagen de Asar, y quien asiste al ritual
secreto, debe guardar absoluto silencio sobre todo lo que será visto y
experimentado.
Eso es lo que he
comprobado yo mismo en mi introducción en el recinto sagrado. Los sacerdotes no
sabían nada de mi verdadera identidad; de otro modo nunca habría sido aceptado.
Antes tuve que cambiar mi aspecto a través del poder del Niama. Los Neteru
como yo tenemos una piel de Gina'abul y tenemos una apariencia singular,
incluso mi fisonomía Babbar no era suficiente. Por su parte, Asar odiaba la
metamorfosis: prefería maquillarse si necesitaba mezclarse con los humanos de
cerca. El Niama lo tengo disponible naturalmente, mis padres me hicieron este
favor, permitiéndome transformar mi fisonomía a voluntad. Yo ya lo había
utilizado en Méligud, el pueblo situado por encima de la Ekur de Setes. Fue así
que cambié sin problemas mi corta edad y mi tamaño más grande de lo normal - yo,
también, tenía que oscurecerme ligeramente mi cutis.
Me presenté como
candidato y me habían preparado algunas preguntas herméticas. Con Djehuti como
maestro y Sabu como asesor, fueron fáciles de responder. Mi altura los
sorprendió, y me preguntaron si yo tenía sangre de Neferu (Nephilim). Yo
sólo les dije que éramos todos así en la familia. Y fue así que aceptaron mi
iniciación individual, una iniciación susceptible de conducir a la función de
custodio del templo.
Tuve que cuidar mi
pronunciación, porque debo expresarme adoptando un tono que no es el del
Re'enkemet (egipcio), sino de la lengua Emenita de Kalam (Sumeria). Es este
idioma que mi segunda madre me enseñó desde una edad muy temprana. Yo
siempre tuve la mala costumbre de pronunciar las palabras, incluso las del País
de la Luz, igual que nuestros enemigos. Todo el mundo hablaba así antes,
incluso el clan de mis padres.
Después de un
aislamiento forzado de siete días y otros tantos amaneceres de luna en la
antigua Per-Urshu (morada de los guardianes), me ofrecieron una corona de
flores que se da generalmente a los fallecidos. Esto simboliza la guirnalda
vegetal que mi madre había colocado en la cabeza de mi padre después de su
muerte. La puerta del norte, la de Ra-Urit (el gran umbral), se abrió. Un
sacerdote vino a hacerme nuevas preguntas herméticas sobre el santo Fundador.
No tuve ninguna dificultad en contestar. Mi guía, vestido de lino fino, estaba
bastante perturbado por mis respuestas. El me invitó a entrar en el largo
subterráneo que lleva a la colina que simboliza el horizonte de los viejos
Kedjiu (vigilantes). Y fue en ese momento que Aset me contactó con el Kinsag
(telepatía). Quería saber dónde estaba, "Todas las personas están
esperando allí y alrededor de la zona. La multitud se vuelve loca. No podemos
retenerlos por mucho tiempo ", añadió. Le pedí que esperara unos
momentos y enviara, según lo acordado con Sabu, seis Khentamentiu y seis
Shemsu-Heru a mi señal.
Nuevamente me
concentré en el ritual. Después de pasar por el pasillo oscuro, tuve que
recitar fórmulas diferentes en homenaje a los Neteru-Kedjiu (dioses vigilantes)
destruidos durante el estallido de la colina primordial, y por respeto a los
que habían desaparecido, al mismo tiempo en A'amenptah (Atlántida). Estos
textos me los habían transmitido los sacerdotes después de mi ingreso y al
comienzo de mi período de siete días de aislamiento. Tuve que memorizarlos con
la obligación de interpretar el simbolismo que transmitían:
"Kecijiu
(vigilantes) del lugar secreto, os saludo en el corazón de Keku (las
tinieblas).
Yo penetré Amentet (occidente), [[1]] la región en la que todavía estaba vivo.
Sus brazos se estiran hacia mí, mientras invoco vuestra memoria el nombre de Ra (la luz).
Desciendo al mundo inferior, en la morada del parto.
Viajo por la gran galería donde mi madre Nut (Nammu), la diosa del gran Habas (firmamento), posa una mirada vigilante sobre mi ser.
Ella y cada Seba Khaibit (Estrella Oscura) del antiguo mundo me miran a través del velo de los días y las noches".
Yo penetré Amentet (occidente), [[1]] la región en la que todavía estaba vivo.
Sus brazos se estiran hacia mí, mientras invoco vuestra memoria el nombre de Ra (la luz).
Desciendo al mundo inferior, en la morada del parto.
Viajo por la gran galería donde mi madre Nut (Nammu), la diosa del gran Habas (firmamento), posa una mirada vigilante sobre mi ser.
Ella y cada Seba Khaibit (Estrella Oscura) del antiguo mundo me miran a través del velo de los días y las noches".
El corredor de
repente doblaba en ángulo, un Tega-Pet (sacerdote astrónomo) proclamaba la
renuncia a mi cuerpo e invocó, en nombre de las estrellas, a la gran serpiente
primordial que habita en su cueva. Me preguntó si estaba listo para hacer
frente a la mirada de los dioses y para sufrir el sacrificio de mi antiguo yo.
Yo respondí afirmativamente. Me acerque al guardián y proseguí con mis
fórmulas:
''Yo crucé
la pesada puerta.
Estoy listo para hacer frente a la mirada de aquel que está en su templo.
Me introduzco en la cueva de los orígenes.
La serpiente primordial, el Neter (dios) con la cara única, juzgará mi corazón de acuerdo a mi discurso justo.
Yo pasé la puerta de los dos sicomoros". [[2]]
Estoy listo para hacer frente a la mirada de aquel que está en su templo.
Me introduzco en la cueva de los orígenes.
La serpiente primordial, el Neter (dios) con la cara única, juzgará mi corazón de acuerdo a mi discurso justo.
Yo pasé la puerta de los dos sicomoros". [[2]]
Crucé el gran portal
que abre a la cueva donde se encuentra la isla de Ma'at. Una neblina de
color turquesa bañaba toda la sala subterránea con un templo de diez pilares de
granito rosa, este color es el color de mi madre. Los cristales inmersos en el
agua de la piscina daban luz al interior del templo secreto. Aquí estaba el
lago Mafke't, donde Asar y los Abgal meditaban en la antigüedad. Aquí es donde
los candidatos, en función de su nivel de iniciación, se transformaban en un
sacerdote, en un guardián, o en Neter (dios).
Un nuevo
sacerdote me invitó a sumergirme en el agua para llegar a la isla, donde Asar
estaba esperándome pacientemente, según él. Sabía que era una réplica, pero no
dije nada. No había frente a mí ninguna escalera, y me vi obligado a saltar al
agua con los pies juntos. Esta inmersión repentina se supone que me haría
acceder al milagro del renacimiento. Salté para acceder a las escaleras de
la isla de Maat. Con una señal, me pidieron que no me acercara más. Me incliné
humildemente frente a la figura sentada e impasible del maestro del agua. Una
sacerdotisa estaba parada junto a ella, que interpreta a Maat (la justicia). Yo
continué con mis fórmulas:
'' Yo crucé
los caminos que conducen al lugar secreto.
Crucé la piscina sagrada favoreciendo a los Neteru (dioses).
Me encuentro en el lugar de la Verdad y la Justicia.
Estoy dispuesto a someterme al imparcial y divino juicio de Asar.
Maat lleva dos tazas en las manos, voy a aceptar el veredicto con alegría.
Estoy listo para líbrame de todo mal y dispuesto a volver a nacer, si esa es la sentencia divina”.
Crucé la piscina sagrada favoreciendo a los Neteru (dioses).
Me encuentro en el lugar de la Verdad y la Justicia.
Estoy dispuesto a someterme al imparcial y divino juicio de Asar.
Maat lleva dos tazas en las manos, voy a aceptar el veredicto con alegría.
Estoy listo para líbrame de todo mal y dispuesto a volver a nacer, si esa es la sentencia divina”.
Asar me llamó a
detallar cuáles eran mis actos sinceros en esta vida. Su palabra resonó en el
corazón de la penumbra. Me vi obligado a improvisar y a dar lista, con voz
firme, todas las acciones positivas que un mortal debe realizar. Después de mi
inventario, mi corazón se pesó y se me declaró simbólicamente liberado. A
continuación, me dieron el título de Maâkheru "justificado". Maat, la
sacerdotisa, me dijo que me callara para siempre, y añadió: "Setes no
conoce este lugar, nunca va a llegar al santo dominio. El enemigo del País de
la Luz no sabrá acerca de nosotros".
Asar luego me mandó
a saludar al Kherti (maestro artesano o constructor), el sacerdote de la gran
obra. El Kherti surgió de las profundidades de la isla y se agarró de una de
las dos secciones. Él confirma mi proclamación de inocencia. Él me susurró en
voz baja estas frases, que tuve que repetir:
"Yo soy Min (hoy), yo soy
Sef (ayer) y yo soy EmDua (el futuro).
El vestido nupcial de la luz me inunda con su claridad.
Mi carne es purificada.
Para que mi cuerpo no se pierda, yo tomo el Hetch (el pan blanco) [[3]] y el despertar interior del nuevo ser propagándose en mí.
Me convierto en un Neter al servicio del Gran Neteru.
Sef (ayer) y Min (hoy) no forman más que uno".
El vestido nupcial de la luz me inunda con su claridad.
Mi carne es purificada.
Para que mi cuerpo no se pierda, yo tomo el Hetch (el pan blanco) [[3]] y el despertar interior del nuevo ser propagándose en mí.
Me convierto en un Neter al servicio del Gran Neteru.
Sef (ayer) y Min (hoy) no forman más que uno".
Fue así, Uatch, que
aprendí el secreto de la longevidad de los Neteru (dioses) como era transmitida
en Ta-Ur a los "iniciados". Me comí el Hetch (pan blanco) que
los sacerdotes de la escuela de misterios también llaman Mafke't (turquesa).
El Hetch (pan blanco) no es otro que el polvo de Nebu (oro), el de las
minas de mi padre que salpican Kankala, Kemet y Sti. Esta primera iniciación no
requiere ni un solo uso del segundo ingrediente, el cual debe contener las Aq
(menstruación). [[4]]
Ahora era "un
nuevo ser", luego me pidieron dejar mi túnica de lino. Yo
dudé. Observando mi repentina vergüenza, los sacerdotes se acercaron a mí
para quitármela por la fuerza. Te tenía atado debajo de mi brazo, Uatch.
Así que te extraje rápidamente de tu estuche de cuero e iluminaste la
atmósfera claro-oscuro del templo con tu luz. Tu timbre sonaba siniestro en la
cueva artificial. Los sacerdotes estaban consternados al enterarse de mi
identidad. Yo era el único varón que llevaba un Gírkù (espada sagrada) en
este planeta.
- Es la semilla de
Sidim-Gal (el maestro albañil), ¡es Heru! Los sacerdotes se postraron.
Retomé mi apariencia natural bajo sus ojos asustados. Hubiera querido
cortarlos a la mitad, pero estaba muy reflexivo. La Justicia se conseguirá
por sí misma. El Kherti (maestro artesano) me preguntó con voz temblorosa:
- ¿A qué viene el
hijo de Netrit-Meri (la amada Diosa) entre los sacerdotes? ¿Por qué nos has
engañado, gran Neb?
- Ustedes no aceptan
a ningún miembro real en este templo. Quería informarme de cómo era este lugar
y la naturaleza de sus ritos. Ahora estoy "iluminado" al
respecto. Usted puede continuar con sus actividades diarias, que consisten
en alimentar y vestir a esta ridícula estatua animada. Y disfrutar de estos
momentos finales de solemnidad; que son para usted un momento de
eternidad.
Tras estas palabras,
envié la señal esperada a mi madre, esperando que se cumplan las instrucciones
que había dado a Sabu. El clero de ltemu permaneció inmóvil sin entender la
situación. Salí de la habitación subterránea para subir tranquilamente a lo
largo del corredor. El sacerdote Tega-Pet (sacerdote astrónomo) fue
recibido con una amplia sonrisa. Al final del pasaje, se hicieron oír pasos
pesados. Organicé con un movimiento de cabeza a los doce Urshu y Shemsu-Heru,
que se enfilaban como una tormenta hacia el templo subterráneo. Esta cifra
corresponde a un simbolismo importante, ya que es el número de personas que
rodeaban a mi padre durante aquella terrible noche. El objetivo de esta
misión era el de reparar este acontecimiento dramático a través de la
utilización de los números y la creación de situaciones inversas: la llamamos
magia, y fue Aset quien me la enseñó.
Oí voces detrás de
mí. Me imaginaba la escena que se desarrollaba abajo, de la manera que fue
preparado y expuesto a Sabu, varios días antes: dos Urshu y dos Neferu se
deslizaran rápidamente a lo largo de dos bordes de la cuenca, que los llevará
al final del templo. De esta manera, evitaremos fugas por detrás. Por si no
hubieran sido lo suficientemente rápidos, le pedí a Sabu que pusiera más de
nuestros soldados en el otro lado, justo al lado del pasillo de salida para
interceptar a fugitivos potenciales. Muchos de ellos siguieron el pasillo para
asegurarse de que ningún sacerdote estaba escondido allí. Cuatro Urshu y Neferu
se estacionaron en la entrada del templo. Los cuatro últimos eran buenos
nadadores. Saltaron al agua y accedieron a la isla central. Dos de ellos
invitaron a los sacerdotes a volver a la salida, y los otros dos sacaron la
estatua animada. Los cuatro primeros, apostados en la parte posterior,
volvieron a la entrada del templo y regresaron con el clero. Detrás de este
grupo, los Shemsu-Heru y los Urshu llevaban el autómata que representaba a Asar
a la luz del día. Toda la operación se lleva a cabo muy rápidamente y sin
violencia.
Mi ritmo era lento y
estuve acompañado por el primer grupo que acompañó a los sacerdotes. Salí
primero. Una enorme multitud se había reunido alrededor de la colina que cubre
la Enkhu'ur (Osireion). Las puertas de los altos muros que rodean el antiguo
dominio de Asar se habían abierto, como en aquel fatídico día. Pero esta vez,
no fueron los enemigos de Asar quienes entraron, ¡sino la multitud de sus
fieles y fervientes seguidores que esperaron durante cientos de años que se presente
su Neter!
Era un día hermoso,
la tierra se quemaba bajo el fuego del sol. Muchos Urshu y Neferu estaban allí
patrullando la zona. La multitud enloqueció y siguió coreando mi nombre. Ellos
no entendían lo que se estaba jugando, pero ellos habían cruzado las paredes
prohibidas y se pusieron delante de la colina sagrada. Una barrera cerrada
de Neferu con cabezas de halcón retenía a la multitud y protegían a la
procesión real. Pero el grupo de las cuatro Meskhenut (diosas del nacimiento)
no estaba completo, solamente Meri y mi tía Nebet-Hut estaba allí. Junto a
ellas, estaban todo el resto de los invitados: Sabu, Saglam, Altin y los
Shemsu-Heru en masa. Había incluso tres Abgal que acompañaban a mi madre.
Nebet-Hut se
precipitó sobre mí para felicitarme, pero yo no fui tan expresivo como ella.
Aset me miró detenidamente. Sus ojos mostraban una mezcla de orgullo y
tristeza. Tenía que estar orgullosa de mí y de lo que estaba sucediendo bajo
sus ojos húmedos. Yo le tomé rápidamente sus manos y las apretó muy fuerte. Le
di un abrazo a Sabu, que llevaba un aire satisfecho. Saglam, el rey de los
Dogan, estaba llorando. Lloró y lloró incluso en tono de disculpa. Pero
esta vez las lágrimas eran de alegría. Nunca regresó a Ta-Ur desde aquella
noche maldita. Lo abracé con fuerza.
Cuatro Neferu me
levantaron para que yo pueda hablar con la gente, que todavía no comprendían
nada de la situación. Era el momento de revelar la odiosa verdad. Levanté
mis brazos y mi voz resonó en la distancia:
- Hace varios
cientos de años, se llevó a cabo aquí una sangrienta batalla que vio a mi padre
Asar, y a sus tropas, aniquiladas. Tengo conmigo el único sobreviviente de la
especie divina de esta batalla, el único que conoce la verdad. Ese día, Asar
cayó, y Saglam, el rey de los Neferu, lo sostuvo en sus brazos cuando él
partió. El Neter que está en su santa morada y que vosotros adoráis es
sólo una imagen manipulada por el clero de Itemu-Ra (An). Por lo tanto,
aquí lo tienen, vuestro Neter: ¡levántate Asar, y anda!
Les hice una seña a
los Shemsu para que la estatua se de a conocer a la multitud. La imagen de Asar
era sostenida por cuatro de ellos. Un murmullo de estupor provino del público.
La estatua fue presentada, y, posteriormente se la hizo recorrer varias veces
alrededor del campo, de la misma manera que se habían exhibido al gran
asesinado mientras estaba moribundo y atado al árbol sagrado. Este día
memorable nos había permitido hacer parcialmente justicia, pero esto fue sólo
el comienzo.
La estatua fue
seguida por la multitud frenética que quería asegurarse del engaño. Por último,
la imagen desarticulada de Asar fue dada a los fieles. Toda esta masa entro en
cólera y el ambiente se torno candente: "¡La muerte, la muerte!",
lloraba el pueblo abusado. El clero de Itemu-Ra me señaló. "¡Por favor,
hijo de Asar!" me suplicó el sacerdote Kherti, "¡Ellos nos van
a matar!". Me incliné hacia el religioso y le dije lo siguiente:
"Si no están contentos, no es sólo porque les ocultaron la verdad, sino
porque ya no tienen a su Neter. Proclama que yo soy ahora su Neter que volvió
de entre los muertos, y se te perdonara la vida!" Al oír esto, el
sacerdote se apresuró a hacer uso de los Shemsu y proclamó con todas sus
fuerzas, y en varias ocasiones:
- Heru, el hijo de
Aset, engendrado por ella en la gran Mer con su magia, es también el hijo de
Asar. Pero es igualmente Asar, que regresó de entre los muertos a través de la
magia de los Neteru. Nosotros estábamos preparando su regreso. Es el Mesi del
gran Neter (el engendrado en semejanza del gran dios). [[5]]
En un instante,
todos los ojos estaban fijos en mi persona. Entonces la multitud tumbó su cara
contra el suelo. Un silencio impresionante ganó el campo de Asar. Miles de
bocas comenzaron a murmurar "Mesi-Asar!" (Generado a semejanza
de Asar). Entonces les pedí que se levantaran. La gente volvió nuevamente
a expresar su alegría. Entonces yo saludé a la multitud con gestos
amplios. Saglam se abrió paso entre la multitud y dijo: "Usted
tiene su ejército de nuevo, mi rey. Usted me ha hecho el mayor de los
regalos. Este es el mejor día de mi vida". Le indiqué con una
señal que quería hablar con él más tarde. Varios Shemsu finalmente me llevaron
en sus hombros. Nos trasladamos en medio de los aplausos de la multitud. Había
logrado mi doble apuesta. La de restituir a la gente de Kemet una verdad que
les había sido ocultada, y la de reconciliar el clan Khentamentiu con los
Neferu-Dogan y los Shemsu del Este.
El día fue largo y
marcado por la alegría. Todos nos quedamos para celebrar el evento, excepto
Aset y los tres Abgal, que prefirieron volver a Nashareth por vía aérea. Los
sacerdotes del clan Khentamentiu habían invertido el santo dominio y el templo
del agua de Asar. Ta-Ur ya no estaba bajo la autoridad del ocultismo de mi
abuelo, creador de nuestros enemigos. El clero de Itemu-Ra se había
evaporado en el aire. Me las arreglé para interceptar a uno de ellos antes de
su huida, y le ordenó salir del país para siempre en la compañía de los suyos.
Le aconsejé ir a quejarse a su Neter, ltemu-Ra, ¡y decirle que Asar despertó!
Por la noche,
tuvimos un gran banquete. Multitudes de antorchas y linternas bailaron en el
corazón de la noche. Las estrellas desplegaban su esplendor en el Duat
celestial. Miles de tragos frutales de ramas de palma fueron repartidos en
mesas improvisadas dispuestas en la zona. Las personas estaban
excepcionalmente mezcladas con los Neteru para la ocasión. Nebet-Hut
permaneció durante toda la noche, literalmente pegada a mí. Ella me dijo que
Djehuti había pedido disculpas por no haber estado presente, pero tuvo
problemas para resolver la puesta en funcionamiento de Bit-Ra-Hem. Varias
columnas de energía no funcionaban correctamente. Mi tía tuvo la oportunidad de
preguntarme que vi más allá del horizonte de sucesos, a lo que le respondí
"Mi destino". Dejé que se emborrachen y se diviertan. La noche
era cálida a pesar del viento. Salí a caminar por un laberinto de calles
oscuras para llegar cerca del canal donde Asar fue encontrado por el rey de los
Neferu. En mi camino, me encontré con mi hermano Sabu y Altin, acurrucados como
palomas. Sabu se avergonzó al verme:
- Mi hermano -Me
dijo él- Ahora sabes nuestro secreto.
- Estoy tan feliz
por los dos, y tan orgulloso. Esto es lo mejor que nos puede pasar a todos
nosotros.
- No Heru -Dijo- Lo
mejor sería que tú te reencuentres con tu amada, la Reina del Trono de
Kemet. Ella te ha estado esperando por tantos años...
- Sí, pero tengo
sólo un pequeño detalle que comprobar antes.
Dejé a Sabu y a
Altin con el corazón ligero. Los miles de Neferu que Saglam me había concedido
fueron desplegados alrededor de Ta-Ur para vigilancia. No habría podido
cuantificarlos con precisión, pero eran muchos. Cuando llegué al canal, me
encontré a Saglam rodeado por varios de sus soldados armados hasta los dientes.
- ¿Has regresado
aquí, mi amigo? -Le pregunté.
- Sí, mi rey. El
lugar no ha cambiado. Tengo temblores en todo el cuerpo.
- En nuestra lengua,
llamamos a toda esta zona "Nedjit" ("donde el padre divino fue
unido"). Dime, grande Saglam, ¿cuántos soldados me has ofrecido en esta
ocasión? Ni siquiera pude contarlos.
- Cerca de 5000
Shemsu-Heru, todos ellos voluntarios, y serán devotos a ti para siempre.
Setes deberá tener cuidado -Me dijo, sonriendo- Pronto tendrás más.
- No me atrevo a
solicitarte más nada, ¿pero te puedo pedir un último favor, noble Saglam?
- Por supuesto, mi
rey.
- Los traidores que
entregaron a Asar eran un número de tres, ¿no?
- Sí.
- Uno de ellos fue
asesinado por sus soldados en el comienzo de la batalla, y un segundo lo has
borrado con tus manos en el subterráneo que va hacia el Norte. ¿Es
correcto?
- Su cuenta es
correcta.
- Por lo tanto
tenemos a dos. ¿Que sucedió con el tercero?
- Lo perdimos al sur
de su país. Él poseía un área importante en Sti (Nubia), cerca de las colonias
de Setes. Está muy bien resguardado. Se necesitaría un ejército para
desalojarlo. Te puedo mostrar el camino si lo deseas...
- Gracias, mi buen
Saglam.
[1] Que será Amenti (Amén-ti), el mundo del más allá de
los antiguos dioses.
[2] Las tradiciones funerarias egipcias indican que en el
centro del campo de Mafke't (turquesa), también llamada como los Campos de
Bénis, es una puerta enmarcada por dos sicomoros turquesa, a través del cual
vemos el ascenso de Ra, el Rey Sol. Los Textos de las Pirámides estipulan
igualmente que el sol toma un baño en el lago Mafke't antes de
elevarse. En el simbolismo egipcio, Mafke't simboliza el pelo de dios.
Ella figura tanto en la maternidad y en la Madre-Diosa Hathor. De esta
última, personificada por dos árboles o dos pilares que prefiguran sus muslos,
emerge una pequeña pantorrilla o un sol, también asimilado con Horus.
[3]
El término egipcio Hetch, "pan
blanco", responde igualmente, gracias al juego de la homofonía, a las
siguientes definiciones: "metal blanco", "devenir
brillante" o "convertirse en luz."
[4] Los
expertos en idiomas definitivamente deben tomar un gran interés en el sumerio y
el egipcio, ya que ambas lenguas se utilizan para perforar a través del juego
de la homofonía, sobre muchos pasajes misteriosos de la Biblia, el igual que
sobre las mitologías sumeria y la egipcia. Pero vayamos al grano: el
término egipcio Aq ("menstruación") tiene como homófono Aq, que
significa "pan".
[5] O
"hecho semejante a..." Esta es la escena que me puso en el camino en
cuanto a la "resurrección de Lázaro", explicado en la página 165 del
Testamento de la Virgen. También este último trabajo en la página 155
para el término Mesi y su transposición en jeroglíficos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario