lunes, 7 de marzo de 2016

T0 PII Fundamentos, C1 Indignación

2da PARTE

FUNDAMENTOS

Yo soy Nuréa, hija legítima de nuestra matriarca Tiamata y Embajadora en nombre de la Corona de Margid'da (Osa Mayor).Yo re transcribo en este cristal acontecimientos históricos relacionados con nuestros orígenes y los enlaces que nos unen al sistema de Ti-ama-te (el Sistema Solar). Sólo el conocimiento fragmentario en nuestro poder, es lo suficientemente específico como para justificar su inclusión en este mineral y de transmitirlo eventualmente a quien corresponda.  Algunos provienen de nuestros archivos, mientras que muchos otros son el resultado de una experiencia que se me impuso y cuyo contenido trastornó mi vida, así que mi educación la he adquirido con dificultad en la Escuela de Conocimientos de Nalulkára [[1]]. Estos nuevos datos cambiaron todo lo que creíamos conocer sobre nuestros antepasados ​​y nuestros orígenes. Un grupo de anfibios Abgal y yo somos los únicos que lo sabemos.  Si las Coronas de Urbar'ra (Lyra), de Margid'da (Osa Mayor) y de Mulmul (las Pléyades) se encontraran con esta información oculta desde el principio de los tiempos, una guerra sin precedentes tendría lugar en Anriba [[2]] (nuestra galaxia).
Suscribo estos datos en mi cristal Gírkù sin saber si voy a guardarlos o a ocultarlos. Confieso no saber qué hacer en este momento.  Que todos los seres despiertos que lean esta información puedan comprender el poder de Kingalam y el de sus hijos, y la amenaza presente en Anriba.

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Nosotros formamos una raza independiente con múltiples y variados diseños.  Son numerosos aquellos que, por parte de nuestro extenso linaje, se manifiestan como familias belicosas que buscan poder y territorio.  Nuestras rutas militares se extienden a lo largo de la Vía Láctea conocida, hasta los límites de los túneles atemporales y del cinturón galáctico. Las orgías destructivas asientan nuestra dominación y nuestra reputación desde tiempos inmemoriales.  Nuestra violencia legendaria es temida en una vasta extensión de Anriba (nuestra galaxia). Ningún texto conocido puede reportar nuestra historia completa ya que esta marcada de devastación y de amnesia relacionada con la destrucción de todo tipo de especies de las cuales somos en gran parte responsables.
            Los senderos oscuros que conducen a diversas fuentes de minerales y menas cruzan sistemáticamente nuestras rutas comerciales.  Todas nuestras cartas siderales señalan estos puntos estratégicos que garantizan nuestra supervivencia. Nuestra tecnología requiere una enorme cantidad de estas sustancias del suelo.  Sin ellas, nosotros ya no existiríamos, sin ellas, agonizamos.  Para obtenerlos y explotarlos, sometemos a muchos mundos así como a sus naciones.  No dudamos en usar la fuerza pero nuestros chantajes diplomáticos constituyen la mejor arma de disuasión.  Elevamos el engaño a un nivel de arte donde ninguna faceta se nos escapa desde la edad de Nimra. [[3]]  Cuando el lenguaje diplomático no tiene éxito, ponemos en marcha la máquina de guerra generalmente programada luego de un brote epidémico, de un atentado, o de amenazas externas fabricadas por nosotros mismos, y donde pretendemos contener los efectos por la fuerza en nombre de la Paz.  Sin embargo, sólo el caos subsiste luego de nuestra presencia y nuestras múltiples extracciones mineras.
Aunque fuimos atravesados por múltiples tensiones y nos desgarramos en ellas, constituimos una sociedad intocable.  Las diferentes familias de nuestro linaje no comparten los mismos deseos o simplemente difieren en la manera de conseguir el poder y la seguridad desde la edad de Nimra. Un punto en común que tenemos sin embargo cada uno de nuestros linajes: ejercitamos una dominación oculta en todas nuestras conquistas mediante el establecimiento de bases subterráneas interconectadas a través de una red de comunicaciones utilizando energía radiante y ondas telúricas.  Algunos de nosotros, especialmente las mujeres de nuestro linaje, tienen la capacidad de dominar los elementos.  Este arte, asociado a los minerales, permite el funcionamiento de nuestras industrias, nuestras armas y nuestras naves.  Sin vergüenza, pisoteamos regularmente las legislaciones planificadoras para asegurar nuestros proyectos de conquista y saqueo en nombre de nuestra supervivencia.  Somos la pesadilla de este Universo y las víctimas de la Sombra Ga'anzír. En tiempos remotos, nuestros antepasados ​​y nosotros mismos vivíamos en paz.  Nosotros somos los Gina'abul.

1
INDIGNACIÓN

"Los arcontes se acercaron para satisfacer sus deseos de engañar.  Su jefe supremo dijo, 'Tu madre Eva vino a nosotros.'  Pero Nuréa se volvió hacia ellos y les dijo: "Ustedes son los Arcontes de la oscuridad, ustedes están malditos. Ustedes no conocen a mi madre.  Es su co-semejante que ustedes han conocido. En cuanto a mí, no es de ustedes lo que busco, sino del mundo celestial del que vine."
NH II, 4 - La Hipóstasis de los Arcontes, 92,19 - 92,27



Gírkù-Tila Nuréa / Dili-ME-Dili
Acostada en una piedra lisa como un bloque de metal, mirando a una estrecha abertura cortada en uno de los muros, observé la tenue luz que penetraba con moderación dentro de mi celda.  A lo lejos, las tenebrosas colinas grisáceas de puntas afiladas, eran una silueta sobre el cielo oscuro.  El techo dejaba filtrarse una sustancia líquida a la humedad alarmante.  El revestimiento se agrietaba inexorablemente y las placas fueron cayendo bajo el peso de la atracción. La habitación pequeña no me aportaba ninguna comodidad.  Su grueso manto de silencio contrastaba con el eco desordenado presente en mi cabeza. Yo había roto una de las reglas de oro de Ti-ama-te (el sistema solar), el de influir en la vida sin permiso. Golpeada, golpeada hasta que la sangre me había abandonado en la humillación total por muchos Udh (días).  Estaba desnuda, rota y temblorosa.  Mis ojos se mantuvieron secos en cara al deshonor. Sólo me fue dejada la fuerza suficiente para arrastrarme por esta piedra en forma de litera.  Además del dolor punzante, el temor paralizaba todo mi cuerpo afligido. La sanción que resultaría de mi transgresión podría ser aún más grave.  Temía un retorno inmediato a Anduruna, cerca de mi madre y yo sabía que la muerte me esperaba en caso de retornar nuevamente a nuestro reino soberano. Itud (la Luna) era, a mi conocimiento, una nación neutral en donde las sentencias pueden dar lugar a condenas fuera de las convenciones planificadoras. Que decadencia para la única diplomática del linaje de los Gina'abul admitida a sentarse en las asambleas de los planificadores.
Dos obreros Miminu con caras desagradables finalmente me arrancaron de mi prisión.  El horrible vacío de sus ojos me dio la sensación de que nada se desarrollaría según los acuerdos en vigor.  De un golpe con su barra de metal, me obligaron a levantarme y a seguirlos.  Yo les reclamé mi ropa, pero uno de ellos respondió "NO!"  Mediante la Kinsag (telepatía).  Mi mirada insistente no cambió nada, estaba a su merced.  Ellos me controlaban física y psíquicamente.
Totalmente congelada, mi marcha lenta y laboriosa nos obligó a reducir la velocidad muchas veces.  Cruzamos las galerías oscuras para acabar en la oscuridad total.  Las voces salidas de la nada de repente gritaron "Dejen entrar a la acusada".  Entonces me empujaron bruscamente a través de una gran puerta de metal.  Me encontré delante de un consejo encapuchado esperando pacientemente por mí en altos nichos.  No había nada que me permitiera adivinar sus identidades.  Un frío helado se impuso en la gran sala de contornos indistintos.  Mi desnudez parecía abrigarlos.  Quise gritar para expresar mi desaprobación y notificarles que mi estatus no les permitía tal conducta, pero me fue imposible articular una palabra.  Me reprocharon por haber liberado a los trabajadores en Salbatanu (Marte). Yo respondí penosamente que esos trabajadores, extraídos de la semilla de Uras (Tierra), estaban trabajando en condiciones inaceptables y que no merecían tal tratamiento en una zona de planificadores.  La corte me recordó que los Kingu-Babbar eran los únicos maestros de sus trabajadores.  Me recordaron mi papel de embajadora y de mera observadora en nombre de la Reina Tiamata. La Junta me juzgó y luego decidió enviarme inmediatamente a Uras para volver a la instancia Planificadora, los únicos que podían decidir mi destino.  En ese momento, me sentí salvo, sin embargo sentía un profundo sentimiento de culpa.  Debería justificarme nuevamente ante los planificadores Kadistu [[4]] e involucrarme en discusiones interminables...
Apenas finalizada la sentencia, un Kingu Rojo, un guerrero dragón que pertenece a nuestra estirpe real, me tomó del cuello y me colocó las esposas.  ¿Qué hacía dicho individuo en Itud (la Luna)? Dos de sus congéneres estaban detrás de él.  Me tomaron de los brazos y sin miramientos me acompañaron a las galerías oscuras, mientras el eco metálico de la pesada puerta de la corte cerrándose detrás de mí repercutió en los interminables pasillos.
En esa época, yo trabajaba al Servicio de información de nuestra reina Tiamata, en calidad oficial de diplomática jurada. Mi papel era el de observar, analizar y reportar a los Kadistu, las relaciones comerciales mantenidas entre los planetas y los estados del sistema. A veces negociaba en nombre de las diversas facciones establecidas en Ti-ama-te (el sistema solar). Hablo varios idiomas luego de mi tiempo en la Academia de Setra'an Gagsisá-ES (Sirio 3). Yo converso generalmente en Emesa, pero practico fluidamente el Emenita, el Ganetran, el Sukkal, el Amelien, el lenguaje de los Urmah y diversos modismos utilizados en Ti-ama-te. Los Kingu de Salbatanu (Marte) no habían previsto que una diplomática oficial libere a los trabajadores de sus plantaciones. Los Kingu-Babbar acechaban detrás de los textos legales grabados en delgadas láminas de cristal como dragones entumecidos con el propósito de preservar sus privilegios traicionando los acuerdos concedidos por el Foro Planificador.  Mis jueces eran Kingu?  En ese caso, tendría que probarlo e informar de ello a la Autoridad Planificadora.
Mi mente se balanceaba entre la alegría de recuperar a Uras (la Tierra) y la tristeza de no poder decirle a mi hijo que me esperaba pacientemente en Mulge-Tab. Me tranquilizaba saber que me sería posible contactarlo más tarde con la llegada de los Kadistu.
Mis torturadores me llevaron en la oscuridad a través de pasajes tortuosos.  Apelé a toda mi voluntad para mantener la cabeza erguida y tratar de seguir el ritmo a pesar de los dolores que sentía por todo el cuerpo.  Sin embargo, muchas veces, fui presa de un dolor abdominal terrible y tuve que apoyarme contra las paredes viscosas.  ¿Me habrían herido o tal vez drogado? Yo no tenía ningún recuerdo específico de mi secuestro.  Todo mi cuerpo estaba temblando.  Formas extrañas surgían de la suciedad en lugares oscuros con múltiples ecos.  Nos tomó tiempo llegar a un pasaje en el que una luz refrescante finalmente apareció.  Llegamos pronto a una plataforma en la que estaban estacionadas una multitud de máquinas voladoras en espera de la señal para despegar. Me empujaron sin contemplaciones hacia una de ellas.  Un ser encapuchado me estaba esperando junto al piloto; luego habló en un tono confiado:
- Entra, hija de Tiamata.
Me resbalé con torpeza en el dispositivo de forma ovoide.  Mis facultades parecían recuperarse poco a poco; mi rostro estaba caliente y mis ojos empezaron a llorar.
- Lo que se está cometiendo es un desacato hacia el Foro Planificador!  ¿Qué le han hecho a mi cuerpo?
- Nada desagradable.
- Quien quiera que sea, tendrá que dar cuentas de esto!
- No sea tan presuntuosa, joven embajadora.  Su ignorancia sobre Ti-ama-te (el sistema solar) nos aflige grandemente. Usted debe saber que el trabajo aquí es la esclavitud y no un rango encubierto en la nobleza del sacrificio.  Su papel con los Kadistu no es más que un móvil estratégico para su madre, para todos los Gina'abul y la Autoridad Planificadora.
- No conoces a mi madre!  Tiamata no les debe nada, ella es la hija de Barbélu a la que ustedes ven con el mayor desprecio.
El desconocido me arrojó mis sandalias y mi ropa, y agregó: "Tiene una cita con su destino.  Hágale honor”.
Nuestra nave partió de las tierras subterráneas de Itud (la Luna) y se dirigió a gran velocidad hacia el planeta azul, en dirección a una región crepuscular. No utilizamos el túnel atemporal, el viaje se realizó en el modo de espacio-tiempo ordinario.   Nuestra unidad entró en la atmósfera para sumergirse en una niebla errática y luego dirigirse súbitamente hacia la superficie brillante de un vasto océano.  Con la vista perdida, pude ver las olas subir y bajar en una masa espesa.  Un viento furioso soplaba en ráfagas violentas incesantes desgarrando las crestas de las olas.  A continuación, pasamos a través de una capa de nubes grises amenazantes.  En el horizonte, el sol desaparecía detrás de las montañas heladas con reflejos azules: nuestro destino.
Le pregunté disimuladamente a mi guardián si la cita se llevaría a cabo en esta región.  No me contesto, dejándome en la total incertidumbre.  En el interior de sus largas mangas oscuras, sus flexibles dedos protegidos con guantes, se deslizaron a lo largo de una esfera de metal extraña, un Gurkur [[5]] cuyo uso permite cambiar de dimensión.  Nuestra nave se descendió rápidamente, rozando los hielos de un país desértico, para luego avanzar hacia una serie de acantilados, con pendientes pronunciadas detrás de la cuales surgió un glaciar gigantesco.  Una vez allí, la esclusa del dispositivo se abrió de repente.  Entonces sentí que mi cuerpo caía hacia atrás, como impulsado por una fuerza desconocida que me impulsó bruscamente hacia el suelo duro y helado de esta región inhóspita.  El dispositivo se cerró silenciosamente a la velocidad del rayo.
Aturdida, con los ojos fijos en el cielo, me encontré acostada e inmóvil en el frío cortante, en medio de un silencio opresivo apenas perturbado por una ligera brisa.  Vi la nave reluciente mezclarse con las estrellas brumosas para luego desaparecer.  La violencia de la caída había agravado mi condición.  Cada respiración causaba un dolor insoportable.  Me diagnostique mi estado: varias costillas estaban rotas.  ¿Dónde estaban los Kadistu (planificadores)?  Eventualmente me encontrarían. El tiempo pasaba inexorablemente y tuve que remitirme a lo obvio: nadie vendría a mi encuentro.  Era una trampa, un atentado contra mi vida!  Bajo estas condiciones extremas, esto sería un gran peso. Sin dudas tenía que encontrar un refugio, como una cueva, para calentarme y restaurarme.  El cielo se cargó de repente.  La nieve comenzó a caer en copos gruesos y apretados.  En un instante, mis finas ropas, totalmente inadecuadas para esta región, absorbieron la humedad y el frío penetrante se profundizó.  Todo mi cuerpo estaba temblando, mientras que la fiebre me venció.  Vi una pequeña corriente de agua justo adelante.  Los árboles se alzaban en la niebla en la orilla opuesta.  Al no encontrar una cueva, tenía la esperanza de encontrar un refugio temporal en las grandes ramas de las plantas.
Con mi cuerpo agonizando, el proyecto de cruzar el río parecía insensato.  Tan repentinamente como había llegado, la nieve dejó de caer en el momento en que tomé la decisión de atravesar el hilo de agua con reflejos brillantes.  La luz de Itud (la Luna) se reflejó furtivamente, a merced de los vientos de altura que amasan las nubes. Con la desaparición del sol, la temperatura cayó bruscamente.  El frío provocó que me rechinaran los dientes.  Me tomó un tiempo infinito y un esfuerzo sostenido cruzar la barrera a medio congelar que cortaba como cuchillas afiladas.  Las huellas indelebles de mi sangre se mezclaban con la nieve, dejando una huella imborrable por varias Danna (horas). Mi calvario devino interminable.  Al alcanzar las coníferas, tuve que romper varias ramas usando piedras angulares para hacerme un refugio de protección.  Agucé de alguna manera una pequeña tienda de campaña, sostenida por unos guijarros que se encontraban cerca del río.  Arranqué febrilmente las correas empapadas de mis sandalias con los dientes para fijar la altura de mi refugio.  A continuación extendí ramas gruesas sobre la tierra mojada.  Después de frotar mis pies congelados, entré en la precaria vivienda, con las piernas hacia delante para finalmente dejarme caer dentro de ella.  Un dolor de estómago persistente se hizo gradualmente más fuerte, yo estaba experimentando un dolor insoportable.

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Pensamientos incoherentes pasaban por mi cabeza.  Caí en un estado semi-comatoso hasta que fui despertada del letargo por un sonido estridente. Ya no me encontraba en mi refugio improvisado, sino afuera.  Mi cuerpo, totalmente envuelto en pieles toscamente ensambladas con cordones, se calentó gradualmente y parecía cobrar vida.  Una enorme figura me había arrastrado al descubierto.  Esta sopló, frente a mí, en una especie de flauta arcaica tallada en un hueso pequeño de animal.  Presa del pánico, por un reflejo incontrolado, traté de huir.  Estoico, el coloso velludo me hizo un gesto de apaciguamiento.  Entendí que se trataba de un Uru [[6]], forma arcaica de los ilustres representantes de este planeta llamados Namlú'u [[7]]. Los pocos que Uru aún presentes en las montañas son sus antepasados. Antes de convertirse en los Namlú'u de cuerpos etéricos multidimensionales, los guardianes de Uras tenían un cuerpo denso y voluminoso como este. Los archivos mencionan su presencia desde antes de la Era de Nimra; su origen se pierde en la noche de los tiempos, y nadie se acuerda quien los creó. Algunos grupos Kadistu lucharon para preservar a los pocos sobrevivientes.  Nunca había visto tal espécimen.  Yo conocía todos los detalles de su conducta porque los había consultado y estudiado en nuestros archivos etnológicos de Gagsisa-Es (Sirio 3) y de Mulge-Tab. Hoy en día, los Uru y los Namlú'u asumen la función de guardianes del planeta. Se conectan sutilmente a través del pensamiento.  Los primeros vigilan las montañas y las excavaciones que conducen al Abzu (el mundo subterráneo).  Los segundos observan todo el planeta.  Esta actividad les obliga a rendir cuentas periódicamente a los planificadores Kadistu con quienes están en contacto.

Alces cruzaron el pequeño río en la distancia, hacia el gran glaciar del cual provenía un viento cortante.  Al verme de nuevo a la vida, el Uru gruñó dos veces para avisarme que iba a entrar en mi mente: "Están viniendo", dijo por Kinsag (telepatía). La fiebre aun ardía dentro de mí. El ser me presento una infusión con una especie de cuchara de madera. Sus ojos redondos y oscuros como la noche me miraban esbozando una sonrisa en su rostro cubierto de espeso pelaje marrón.  "Me salvaste la vida", le dije, agradecida.  El Uru puso una mano su estómago y saltó. Un incómodo silencio siguió.  Me di cuenta de la seriedad de mi condición, probablemente de orden orgánico y en relación con mi dolor abdominal.
Traté de levantarme, pero mis piernas se negaron a moverse.  En ese momento, como traídos por los vientos, un grupo de Namlú'u apareció de repente en nuestra dimensión. Eran cinco en total.  Cada uno media aproximadamente un GI y medio (4,50 m) de altura.  Uno de ellos se dirigió a mí usando la telepatía Kinsag:
- Eres la embajadora, la hija de Tiamata.
Esta visión se me apareció como un encanto, debido a mi asombro no pude soplar ni una palabra.  Una bondad y una belleza indescriptiblemente sobrenaturales emanaban de estos seres envueltos en una película etérea nacarada de color violeta-rosa.  Un Namlú'u me puso suavemente en una especie de bolsa de lámina translúcida; Yo sabía que ella me protegería en el viaje que íbamos a emprender. El Uru nos dio un saludo amistoso con la mano y me llevaron de inmediato hacia las esferas más altas, donde un destino desconocido me esperaba. Los Namlu'u circulaban de manera interdimensional a través de campos Turzalag (partículas de taquiones) cuya composición forma la estructura principal de la materia de los vórtices atemporales. Nuestra travesía, casi instantánea, se llevó a cabo de manera similar a nuestros viajes a través de los corredores del tiempo y el espacio, a menudo formado por el colapso de estrellas.

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Existen numerosos mundos, cantidades de cielo, detrás de la cortina de los acontecimientos.  Los Namlú'u se desplazan a voluntad. Me llevaron a uno de estos mundos celestiales con reflejos fascinantes perteneciente a lo que generalmente llamamos ANGAL (Gran Cielo). Cuando desperté, me quedé tumbada un momento en silencio, simplemente consciente del placer de abrir los ojos para contemplar una realidad acogedora diferente, y de disfrutar de este momento de felicidad después de tantas vicisitudes.  En este lugar de una pureza indescriptible, las instalaciones eran extremadamente precisas y colores armoniosos suscribían a la idea de perfección.  Nada en este entorno había sido dejado al azar.  Estaba viviendo un momento privilegiado, lo sentí en lo más profundo de mi conciencia.  Aún acostada en mi bolsa translúcida, descubrí un espacio infinito en los confines del horizonte.  Más allá del pensamiento, más allá incluso del miedo al gran vacío, pude distinguir en la distancia los relucientes muros que cubrían un palacio de cristal.  Esta fortaleza emanaba un sonido extraño, confuso, como una risa o tal vez sollozos.  ¿Sueño o realidad?  En este mundo intenso lleno de luz pura, ¿será posible crear tu propio universo personal sin ningún tipo de apego material y sin sentimientos exacerbados, como los que conocemos y experimentamos en el Kl (3° dimensión)?  ¿O bien yo estaba evolucionando en el tiempo "imaginario" de las fluctuaciones de densidad del campo escalar en uno de los muchos apéndices del Gran Universo?  Ninguna respuesta vino a iluminar mis preguntas.   ¿Nuestro conocimiento se apoyaría en la segunda opción, pero quien se aventuraría a afirmarlo?
Medí plenamente la característica excepcional, extraña y única de mi situación.  Me acostumbré a esa felicidad voluptuosa cuando un Namlú'u se me acercó para cubrirme con una luz cegadora. En ese momento, fui proyectada hacia el KI de Uras (Tierra) en un sitio extremadamente denso, donde toda la materia parecía chocar y calentarse.  Gotas de agua llenas de sol fueron esparcidas al viento como pequeñas salpicaduras de fuego.  Oí temblar la tierra a través de mi protección diáfana, los cinco Namlú'u me acompañaron en todo momento. Estaban mirando por encima de mí.  Estábamos cerca de un volcán activo y esperando algo.  Uno de los guardias de Uras acercó a su cara translúcida para decirme con el pensamiento: "Tú necesitas cuidado, te llevaremos hasta los Kadistu (planificadores).  Solo ellos pueden ayudarte".
Un muro de luz intenso dividió el cielo.  Una nave espacial ovoide descendió majestuosamente sobre la tierra cerca de un río de lava fundida.  Una silueta apareció en la luz brillante y me cargó sin problemas.  Fui llevada en andas por el Kadistu, más precisamente por un grupo que pertenece a mi familia galáctica, la de los Abgal.





[1] [37]. Planeta madre de los Gina'abul en el sistema estelar de Anduruna, el corazón de la constelación de Margid'da (Osa Mayor).
[2] [38]. AN-RI-BA, lit.  "Cielo enorme" en sumerio, a saber nuestra Galaxia.
[3] [39]. NIM-RA, literalmente  "Agitación de Gran Altura", la era del gran comercio y la guerra galáctica donde muchas razas en nuestro universo entraron en conflicto (véase el penúltimo capítulo de este libro).
[4] [40]. Organización planificadora que agrupa a las razas más antiguas presentes en nuestro Universo.  Tomado del término sumerio KAD4-IS7-TU, literalmente "Los antiguos montadores de vida".
[5] [41]. Objeto esférico Gina'abul que brinda la oportunidad de trasladarse en las primeras tres dimensiones.
[6] [42]. URU2, literalmente. "Custodia, supervisar, mantener, proteger" en la antigua Sumeria.
[7]  [43] NAM-LU-U18 lit’. "los seres humanos inmensos". Este es uno de los términos utilizados por los sumerios y deidades antiguas para nombrar a la humanidad primordial.  Este nombre fue utilizado mucho más tarde para nombrar a los sumerios que se consideraban los primeros en haber sido creados por los "dioses". 

3 comentarios:

  1. Bueos dias, ante todo quisiera agradecer el trabajo que se estan tomando de traducir y compartir estos libros con nosotros.
    Ahora mi pregunta (tal vez sea una estupidez) el nuevo libro: empieza desde la parte dos o me perdi la primera y no la puedo encontrar?
    Desde ya muchas gracias y disculpen mi onfucion

    Enrique

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    1. Hola Enrique, te respondo a tu pregunta. La parte I es una introduccion similar a la que se encuentra en la parte I de El Secreto de las Estrellas Oscuras (Tomo 1 de las Crónicas), en la parte II comienza la narración. Eso es todo.

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