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EL DESPERTAR DE NUREA
"La oyeron (a Norea) y la recibieron en su
lugar para siempre. Le dieron el Padre, mente-imagen, y las dos voces de los
seres sagrados... para que [Norea] pudiera podría heredar la mente Primaria que
había recibido, y descansar en la divina Autogénesis, y generar por sí misma de
la manera que ella heredó del sol viviente, ser parte de todos los
Imperecederos, y permanecer en la mente del Padre, y (también) hablar con las
palabras de vida, y permanecer en presencia del alto, sosteniendo lo que
recibió el día antes de que el mundo fuese ".
NH IX, 2 - Noréa, 27,22 -
29,18
Gírkù-Tila Nuréa /
Min-ME-USSU
Me
desperté completamente molesta por la información A'a me había transmitido
durante el Darîgi [[1]]. Las
lágrimas inundaron mis ojos, mientras que la voz del ritual todavía resonaba en
mi mente. En los últimos tiempos, el ritual me dio una impresión de
inconcluso. Me estaba perdiendo información valiosa sobre la llegada de
la flota Usumgal a Urbar'ra (Lira) así como los hechos reales que
desencadenaron la Gran Guerra. Todo se rompió en el momento en que oí mi
nombre...
Drenada
de toda fuerza, me quedé un momento en mi cama. La pesada cabeza y el
cuerpo dolorido, la fortaleza de la información en su complejidad resultó muy
dolorosa de portar. En primer lugar, los diversos planetas y el sistema
solar tenían otro nombre desde los primeros días de los Musidim. Dubkù se
convirtió en Uras (la Tierra) y la Casa Madre Mulmus ahora llevaban el nombre
de mi madre. Había aprendido que todos nosotros previmos de Ti-ama-te (el
sistema solar) mientras que ningún Gina'abul parecía saberlo con excepción de
los Kingu que permaneció aquí, A'a, Wa y, probablemente, mi madre Tiamata. De
pronto sentí el peso de su soledad y la necesidad de preservar este oscuro
secreto que en ningún caso debía ser compartido con la nueva dinastía de
conquistadores Gina'abul.
Yo,
Nuréa, hija de nuestra Reina Tiamata, por mi afiliación y lealtad a mi pueblo,
estaré por siempre obligada al silencio. En los laberintos subterráneos
de nuestro planeta madre Nulkâra, juré solemnemente lealtad y abnegación en
presencia de las grandes Matriarcas. Me reverenda madre me concibió
artificialmente durante la Gran Guerra, para fortalecer su unión con los
Kadistu (planificadores), razón por la cual ella utilizó el material Abgal para
mi creación. Nuestros aliados Sukkal, los mismos Kadistu, le ayudaron a
entrar en la Confederación de los Forjadores de Vida. Nuestra ciencia de los
tanques con líquido amniótico, cuyo funcionamiento es similar al del útero de
los humanoides de nuestra Vía Láctea, también favoreció nuestra adhesión al
mundo de la planificación. Mi conocimiento de los tanques Siensisar y
Uzumua me dieron la oportunidad de acercarme a varios Kadistu como los Ameli y
trabajar en paz en diferentes regiones de nuestro Universo antes de regresar
aquí, a Ti-ama-te (el sistema solar).
Mi
nombre dio varias veces la vuelta a Anriba (nuestra galaxia). Antes de
convertirme en embajadora en nombre de mi reverenda madre y de los Kadistu, yo
ocupé el cargo de directora en jefe de la unión minera de los Gina'abul.
Supervisé la extracción de minerales preciosos en el centro de nuestras
muchas minas dispersas en nuestras colonias entre las constelaciones de Usu
(dragón) y Margid'da (Osa Mayor). Se alegó que la necesidad exponencial de
minerales alienó a nuestras familias Kingu y Usumgal al punto de enfrentarse
unos contra otros cuando los recursos se volvieron escasos. Esto marcó el
punto de partida de una rivalidad sin precedentes que resultó en los abusos más
despreciables. Esa fue la versión oficial transmitida hasta ahora en
nuestras colonias. En ese memorable día del ritual Darigi, en las
fronteras de la muerte, aprendí una versión diferente sobre los orígenes de los
Usumgal y las antiguas Amasutum...¿Qué iba a hacer con estos fascinantes
secretos?
Mi
visión daba vueltas, el efecto de la poción incluso alteró mis sentidos.
Hice un esfuerzo para llevar la mirada sobre mi cristal. Él todavía
pulsaba en el modo de presentación: Ugur! ¿Por qué, en el relato de los
hechos antiguos, mi cristal que tenía el mismo nombre que el de la Madre de los
Orígenes? Un escalofrío recorrió mi espalda: era el mismo? Habría
registrado las preciosas palabras de A'a?
La santa
asistencia reagrupada en la penumbra se mantuvo congelada en silencio. A
lo lejos, vi a mi querida Saran, como petrificada en la oscuridad. El
Darigi, se transmitió en secreto mediante susurros, no podía ser compartido por
nadie más. ¿Por qué esta contemplación profunda perduraba ahora que el ritual
había terminado? .A'a pareció continuar su historia, pero ninguna palabra
audible me alcanzó. Su hermano Wa frunció el ceño cuando vio mis ojos
bien abiertos. Se inclinó lentamente sobre mí:
- Nos
escuchas Nuréa? ¿Estás lista?
-
Lista? Dije debilitada. Dame tiempo para ordenar mis pensamientos.
- No,
no, no te levantes!
En esto,
Wa se volvió hacia su hermano A'a: "Ven, ayúdame, la poción no hizo
efecto", dijo. A'a se me acercó y me inspecciono cuidadosamente
mientras que su hermano añadió: "No lo entiendo." Haciendo caso
omiso de sus consejos, me senté dolorosamente.
- No se
preocupen, - les dije - llegué al final del ritual, y estoy viva.
- Pero
Nuréa, el ritual no ha comenzado realmente, - susurró Wa. Recién cerrabas
los ojos!
Llena de
estupor, completamente aturdida, me quedé mirando a los gemelos.
- Estoy
despierta? - les pregunte.
- Sí lo
estás. Lo sentimos, no hemos logrado que concilies el sueño. Sin
embargo parece ser que el veneno Kingu no te hizo efecto.
Los dos
hermanos Abgal reanudaron su escrutinio mientras continuaban el curso tortuoso
de sus reflexiones. Pude captar su conversación silenciosa:
- Ella
tiembla, - subrayó A'a, - sus pupilas están dilatadas... Sin ninguna
duda, porta la energía de Darigi. ¿Piensas como yo mi hermano?
- Sí,
estoy de acuerdo contigo - Wa asintió con un movimiento de la cabeza.
Su
observación penetró las profundidades de mi alma. Perdida en mis
pensamientos, toda esta historia se ensamblo brutalmente como una marea
creciente. Las náuseas me dejaron sin aliento, obligándome a regurgitar con las
últimas fuerzas que tenía. Los hermanos me limpiaron la cara y me
sugirieron controlar la respiración. El tiempo se hizo transparente, como
fijado por la gran rueda celeste que movía las estrellas lejanas. La
gracia y el encanto que emanaba naturalmente de ellos, y todos los aspectos que
yo conocía desde hacía tanto tiempo, me turbaron como nunca. Me quedé
mirándolos fijamente como si estuviera viendo a dos desconocidos.
Abrumada por una oleada de sentimientos fuera de control, mis ojos se
empañaron y vertieron su agua calmante en mi cara. Finalmente había
alcanzado el final del misterio. Presa de una sensación extraña, besé sus
pies, tocando y acariciando sus manos con ternura, mis labios se presionaron
suavemente en cada una de ellas. Con un gesto, A'a me entregó sus brazos reconfortantes.
Me aferré a ellos desesperadamente.
- Por la
Gracia de la Fuente, - dije, - ustedes son Dos Santos, son los dos Abgal
originales de nuestra Madre de los Orígenes! Qué edad tienen ustedes?
Wa
asintió con una leve sonrisa.
- La
muerte no nos alcanza. Nosotros hemos velado sobre nuestra Madre en
secreto desde que regresamos a su lado. ¿Tú obtuviste esta información?
- Sí,
pero que me pasó que no ustedes no podían realizar el ritual? ¿Por qué el
tiempo parece haberse extendido de mi perspectiva?
- El
simbionte Kingu te ha transmitido su conocimiento antes de sucumbir en tu
vientre. El conocimiento de los Kingu-Babbar sobre nuestros orígenes es el
mismo que el nuestro. Nuestras fuentes son comunes ya que emanan
exclusivamente de nosotros dos. Nuestra instrucción tocó a los ancestros
Gina'abul dispersos aquí y en muchas colonias Musidim.
Wa tomó
un tono serio y me dio una señal que me invitaba a sentarme. Continuó la
conversación con el pensamiento, sin duda para asegurarse de que ningún oído profano
oyera nuestro intercambio:
-
Levántate Nuréa. Tu experiencia en las fronteras de la muerte estableció,
a pesar tuyo, una conexión profunda con los Kingu-Babbar en revuelta contra el
hijo de la insensatez. El sacrificio de este simbionte, voluntariamente
inseminado por los reales rebeldes, selló un compromiso del que no puedes
escapar. Nosotros no conocemos los términos. Tu lo descubrirás
ciertamente un UD (día).
- Yo no
sabía de la existencia de este Ía'aldabaut y de los Kingu-Babbar rebeldes. Hay
tantas cosas que me eran desconocidas...
- No se
necesita conocer la presencia de la quinta descendencia de Barbélu - añadido
A'a. Ninguno de nosotros debe nutrir sus pensamientos con el riesgo de
ser revelados. Levántate mi hermana. Deja que tu corazón se llene
de alegría. Luego de tu experiencia, se esperaba que completes tu
iniciación estableciendo tu presencia ante el Mayor de los Secretos.
Nuestra Madre de todos te reclama desde hace mucho tiempo. Nosotros te
conduciremos hacia su retiro oculto en los pliegues del tiempo, ese lugar donde
la injusticia y resentimiento destructivo de su hijo no pueden llegar, donde la
oscuridad no puede absorber sus últimas virtudes de la Luz. En este
retiro donde los límites opresivos del estado ordinario son rechazados, la
Madre del Trueno te revelará su solicitud en el dialecto oscuro Emesa.
Tales
fueron las palabras de mis hermanos Abgal antes de que me llevaran con ellos a
la duodécima región superior. Tomé mi precioso cristal Ugur y lo presioné
firmemente entre mis manos. Al salir de la sala, bajo la mirada
sorprendida de la asistencia que expresaba su incomprensión, un pánico frío se
apoderó de mí: Ugur no contenía ningún registro de esta historia. Toda
esta saga se había depositado sólo en mí, solo en mi memoria. Me hice una
promesa interior de registrar esta información con urgencia antes de que se
evaporara para siempre en los meandros del olvido. Para el triunfo de la vida y
la esperanza, me convertiría, en su momento, en la garante de los valores espirituales
e históricos de nuestra especie. Por la Gracia y en nombre de la Luz de
los Orígenes, en este momento solemne, oré fervientemente a la Fuente de todas
las cosas para que me haga digna de este honor.
Llena de
compasión, medí también el calvario de nuestra Madre en su refugio de espera
interminable que se había impuesto para frustrar el mal que la alcanzó. No dude
que tendría que hacer frente a la difícil tarea de liberar su Ba (alma) de la
suciedad que su cuerpo portaba desde su caída en ese otro tiempo que es el
nuestro. Yo ignoraba, que a su vez, mi propio cuerpo debía soportar esta
pesada carga.
En el
nombre del Amor y de la Paz, mi deber me impone hacer frente a la angustia de
nuestra Madre, para brindar un poco de su Luz Primordial, que sus hijos
conservan en su nombre [[2]].
[1] [134]. Recordatorio: Nuréa despierta de su
experiencia iniciática de las fronteras de la muerte, cf. Al final del segundo
capítulo titulado: "El destino de Nuréa."
[2]
[135]. Usted puede encontrar el resto de la
historia de Nuréa en la nueva versión de El Secreto de las Estrellas Oscuras
(Volumen 1 de Las Crónicas del Gírkù), edición completa, revisada y ampliada
por el autor, publicado Pahana Libros (2015).
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