miércoles, 15 de junio de 2016

T0 PIII C5 EL SECRETO DE LA INFORMACIÓN FÓSIL

5

EL SECRETO DE LA INFORMACIÓN FÓSIL

"Él fue el primer Arconte, que tomó un gran poder de su madre.  Luego se apartó de ella y se fue lejos de los lugares donde nació.  Se hizo fuerte y creó otros Eones ardientes con fuego brillante que (aún) existen en la actualidad.  Y se unió a su propia locura y engendró para sí mismo a las Autoridades".
NH II 1 - El libro de los Secretos de Juan, 10.4 -10.12

"Y encima de ese trono creó otros ángeles en forma de dragón llamados Serafines, que hacen de él la gloria en todo momento. Luego se creó una Asamblea angelical, miles y miríadas sin número, como la Asamblea, que se encuentra en la Ogdóada... "
NH II, 5 - Escrito sin título 105.18 -105.23

"El descarado (Arconte), por tanto, se robó el poder a su madre. Pero era un ignorante, y pensó que nadie más existía, excepto su madre.  Así que viendo la multitud de ángeles que había creado, exaltó por encima de ellos.  Pero cuando la madre vio que el más pequeño de la oscuridad era imperfecto, se dio cuenta, al mismo tiempo que su pareja no había hablado una sola palabra con ella. Ella se arrepintió con copiosas lágrimas".
NH II, 1 - El Libro de los Secretos de Juan, 4,34 - 5,10


Gírkù-Tila Nuréa / Min-ME-IA

Barbélu partió muy rápidamente hacia la ciudad de metal.  El edificio estaba al lado de una zona fértil que emergía entre las tierras secas.  Las carcasas de los árboles muertos recordaban la frondosidad que esta tierra había conocido en un tiempo lejano.
A su llegada, la Madre de los Orígenes saltó de la unidad para reunirse con sus hijos.  Con el Niama, pudo comunicarse con los Abgal y citarlos en la entrada de la fortaleza. Los pequeños Gina'Abul esperaron así en el lugar acordado, pero no estaban solos, varios Kingu rojos les acompañaban! La Madre sintió de inmediato un peligro y escruto nerviosamente el sitio.  Los niños parecían petrificados por el miedo, rígidos y congelados como columnas de mármol.  Ninguno de ellos se arrojó en sus brazos.  En una profunda incertidumbre, encontró un pretexto para justificar la ausencia de Suhia ante los Kingu rojos: "Vuestra madre me envió a retirar a mis hijos, para llevarlos a un lugar seguro." No hubo respuesta, ni siquiera un movimiento.  El tiempo pareció suspendido y el ambiente anormalmente rígido: el viento no soplaba, no había sonidos naturales, cerca o lejos, nada se escuchaba.  Incluso el enorme edificio de metal se encontraba inusualmente inactivo.  Barbélu se precipitó hacia los jóvenes Gina'abul para tocarlos... sus rasgos rígidos y su inmovilidad reflejaban la imagen de un sueño.
En ese momento, como a través de un espejo, una gran figura bajó para deslizarse silenciosamente entre los individuos detenidos en el tiempo y el espacio.  Ía'aldabaut, el rey inmaculado, directamente de la noche del mundo, apareció en el corazón de la materia en un esplendor irreal. Su tamaño era más voluminoso que cuando salió del huevo en la caverna de gestación un puñado de Udh (días) antes.  Como los Kingalam, Ía'aldabaut lucía el pelo blanco inmaculado. Partículas radiantes parecían haber golpeado al niño maldito, causándole una mutación inexorable modificando su material genético. Una larga bata blanca tejida en hilo de oro envolvía su cuerpo, mientras que una luz blanca intensa del enfatizaba la majestuosidad de su personaje.  Cada paso en la arena parecía inusualmente luminoso.
- Madre, querida Madre, te observo desde hace algún tiempo, - dijo en tono de burla; te apresuras, corres, huyes sin parar!  ¿Por qué razón?
- ¿Qué haces aquí Ía'aldabaut? ¿Qué has hecho, por qué están todos inmóviles?
- Me introduje en tu sueño donde es tan fácil detener todo con un simple gesto.
- No entiendo tus palabras, ¿cómo haces esto?
- Tú no entiendes porque has perdido todos tus poderes naturales el día que abandonaste a tu rey en la máquina...
Barbélu fue perturbada por esta declaración, hasta el punto que no pudo contestar nada. Ía'aldabaut la miró con una intensidad sobrenatural, a continuación, miró a su alrededor y dijo con diversión:
- Qué extraño lugar mi Madre.  Decir que aquí es donde viniste a darme a luz.
- Naciste en esta realidad y es aquí a donde perteneces - respondió ella.
- Madre, tus dogmas estrechos me sorprende mucho.  Este mundo insignificante es un reflejo de otros lugares mucho más amplios, donde las leyes de la física son a veces inversas, donde las fronteras entre los mundos son a la vez vastas e irrisorias.  Tú lo has demostrado una vez a través de tus observaciones y cálculos... Para ti, yo excedí el tiempo.  Al igual que los Kingalam, me sumergí en el espacio profundo de la galaxia, en el corazón de la marea reluciente de millones de estrellas. Atravesé el polvo de gas y los espectros definidos de las frecuencias y longitudes de onda de la luz emitida.  Yo superé el flujo de la energía térmica que se escapa de las estrellas y los campos caóticos de la materia elemental.  Vi las estrellas colapsar mediante la fijación del tiempo-espacio y crear así como una elasticidad el ciclo de tiempo...
- Tú has hecho todo esto físicamente? - preguntó ella sorprendida.
- Por supuesto, Madre, no tengo necesidad de naves una vez que ya pasé por el túnel del tiempo.  Mi metabolismo ha mutado durante mi travesía entre los horizontes visibles y cuando estuve en contacto con la Materia Primigenia. Yo partí hace algunos Udh (días) a tus ojos, sin embargo una eternidad nos separa.  Observé los hornos estelares trabajando, creando la materia de los mundos rocosos.  La siembra del espacio interestelar ya no es un secreto para mí.  Sentí la onda de choque de la explosión de nubes protosolares.  Me moví hasta la zona de Luz Meka. [[1]] Es un Bùranna (agujero negro) para el nacimiento de nuestro universo, como habías predicho usando tus cálculos científicos. Nuestro Universo proviene de una fase de contracción de un universo original, escondido detrás de esta Bùranna.  El Zag-Anki (Big Bang) es el punto de unión entre el universo madre y el nuestro en expansión.
- Por lo tanto tú pudiste observar la información fósil y las regiones del rebote inicial responsable de nuestro universo - dijo Barbélu.  Hijo mío, tú has podido ver las huellas de la expansión anteriores a la caída de la materia y del pliegue del espacio-tiempo en el corazón del Bùranna (agujero negro) principal, a mano del Tiempo Imaginario. De hecho, con la expansión inicial, la evolución de nuestro Universo fue dictada por el Tiempo Imaginario del Universo de Madre. Entonces todo es una cuestión de equilibrio entre el flujo galáctico [[2]].
Los ojos de Barbélu brillaban iluminados. Su mente estaba llena de imágenes oníricas y solitarias que ella misma no podría haber imaginado previo a este instante.  Ella quería estar allí con él, para descubrir estas maravillas.  Ía'aldabaut se deleitaba en el placer que le procuraba a su madre. Ella finalmente le prestaba atención...  Pero Ía'aldabaut estaba necesitado de complacencia y reconocimiento. No podía dejar de brillar:
- También comprobé tu teoría sobre el nacimiento de Anriba, nuestra Vía Láctea. ¿Sabes tú, que luego de tu partida, los descendientes Musidim cambiaron su doctrina cosmológica sobre la base de tu trabajo?  Está escrito en las paredes de piedra al lado del antiguo Palacio de Jade en el planeta Kastu (el futuro Venus).  El Bùranna (agujero negro) de Anriba (nuestra galaxia) también tiene una firma similar a la falla de Sipazianna (Orión) creada por los Kingalam, como lo habías sugerido. Anriba sería el resultado de una antigua explosión estelar iniciada por los Kingalam. Los sacerdotes del Gran Oráculo de tu reino se negaron a aceptar el nuevo sistema de pensamiento y no quisieron renunciar sus teorías defectuosas en las que habían puesto todas sus esperanzas y orquestado su dogma. Cuando se dieron cuenta, gracias a tus observaciones, que tú estabas en lo correcto, intentaron modificar su teoría de manera que coincida en parte con la tuya.  Su nueva creación cosmológica se convirtió en un edificio tambaleante e inestable.  Nada tenía sentido!  Sin embargo, el reino persistió en su deseo de mantener sus viejas teorías.  Vi la revuelta de Murhad puesta en marcha en esa ocasión y el levantamiento de las formas de pensamiento que alteraron el ciclo de la Casa Madre. Una combustión casi espontánea en todo Mulmus cambió el curso de los planetas.  Tus descubrimientos transformaron radicalmente el viejo mundo.
- No veo que más pude haber hecho, - dijo ella; mi mundo estaba en declive desde hacía muchos años.  De todos modos, no poseo las facultades que tú tienes, nunca podría seguirte y disfrutar de ese espectáculo contigo.
- Madre, ha pasado tanto tiempo desde que has perdido tus poderes que ya no lo recuerdas.  Bajo la forma de Pistés, estabas hecha para gobernar sobre todo, pero tu preferiste renunciar a tu poder de sorprendernos en este mundo.  Dejaste a los Musidim para favorecer al mundo de la ambición y la envidia.  Tu ausencia pesó duramente sobre su destino y tu desaparición llevó a la casa de la que provienes a la ruina.  Luego, tú erraste con el corazón pesado, escapando de un mundo a otro y de un cuerpo a otro en la búsqueda de tu contraparte rezándole a una Fuente improbable.  Tú esperas un perdón y un saludo que nunca se te concede.
La Madre frunció el ceño y miró a su hijo con angustia.  En el corazón del silencio inefable, Ía'aldabaut sacó una esfera luminosa de su bolsillo. Esta brillaba como el sol.  Su brillo regular se reflejó en el rostro de Barbélu, cuyos ojos comenzaron a transmitir una extraña agua salada...Su punto de vista se turbó para ofrecerle un espectáculo solitario otro tiempo.  La Madre de los Orígenes comenzó a entender y aceptar.  En su angustia, ella captó imágenes incandescentes en las que una cara se disminuía en una luz de ensueño.  Ella se vio en el cuerpo de Pistés, en el corazón de la máquina Zida, deslumbrada por una luz pulsante que se agrupaba en nube resplandeciente. El dulce rostro de Éa’am estaba a su lado. Una extraña atracción la saco de su sueño neuronal y le dio escalofríos: una luz exterior le atraía como una deliciosa dicha.  Absorbida por una incontrolable tentación, Pistés detuvo la máquina, mientras que su compañero permanecía en silencio. En contacto con la materia densa del futuro Dubkù, la máquina atemporal vibró sobre sí misma con todo su peso y se estabilizo en el aire a unos pocos pies por encima del suelo, mientras que el campo contra-rotatorio de sus dos extremos siguió girando.  La reina de los Musidim susurró con suavidad a Éa'am, sin mirarlo: "Vuelvo enseguida, tengo que comprobarlo por mí misma".
La luz exterior ya no pulsaba, la reina recuperó su cristal de la tabla de comandos y salió del dispositivo, sin darse cuenta del peligro que le esperaba.  La luminosidad exterior la deslumbró de repente, dando lugar a una deslumbrante impresión de soledad.  El desierto y las dunas la rodearon.  Extrañas placas de metal rodeaban la máquina y se reflejaba en su superficie la luz del sol ardiente.  Cuando Pistés se dio cuenta de que el pulso luminoso que vio desde el dispositivo no era otra cosa que el reflejo del sol en las placas y el efecto acelerado del amanecer y atardecer del sol a través de la cabina de Zida, la máquina infernal reanudó su camino justo detrás de ella. Estupefacta en este mundo extraño, la antigua reina de los Musidim se precipitó hacia el Zida golpeándolo repetidamente para atraer la atención de Éa'am y pedirle que se detenga. En vano, ella golpeó con todas sus fuerzas y ​​sus gritos desesperados se perdieron en el olvido.  La velocidad vertiginosa del movimiento contra-rotatorio del dispositivo no le permitió incluso poder ver la cara del rey. Él mismo no la escuchó.  La máquina creo una poderosa explosión y luego se desvaneció de repente en la nada dejando a Pistés a su destino.
- Él ... él me abandonó, - dijo Barbélu atravesada por el dolor.  Ya no éramos UNO. Qué desgracia!
- ¿Lo crees realmente?  No, - afirmó él, - casi lo siento por su madre. Fuiste tú quien lo ha abandonado.  En su fascinación irracional por esta luz exterior, no acataste las reglas elementales de precaución y no te diste cuenta de que tu compañero estaba todavía inconsciente.  El rey estaba todavía en pilotaje neuronal, siempre conectado a la máquina. ¿Qué podía hacer?  La máquina se programó para reiniciarse automáticamente si uno de los pilotos permanecía sincronizado mentalmente a su matriz de orientación.  En ese fatídico día, fuiste despojada de tu inocencia y de tu reino.
La Madre cayó en una noche abisal, incapaz de confiar en cualquier cosa para no ahogarse en la locura.  El mundo de repente le parecía sin sentido, lleno de un desorden tortuoso y de reflexiones espurias.  Podría poner fin al mal que la estaba devorando desde los albores de los tiempos?  ¿Podría salvar a su amante de su tormento en silencio y abrazarlo de nuevo contra ella?  Su ausencia rasgó sus entrañas para siempre y ella no lo comprendió verdaderamente hasta ese momento.  El calor de sus besos y las caricias de su cuerpo se habían perdido en la espuma del tiempo, pero la sensación perduraba en algún lugar de su memoria, como un santuario en medio de la tempestad. Ía’aldabaut, benefactor misericordioso y juez de la materia en devenir, poseía el alma con la sed de poder. Ella le dio la espalda a su hijo antes de caer sobre la arena caliente.
- ¿Qué quieres de mí? - le preguntó ella al golpear el suelo violentamente.
- Ayudarte Madre!  Tú quemas tus últimas fuerzas al igual que un sol que muere en el momento de sus últimas combustiones.  Todavía eres una reina, la más grande de nuestra especie.
- No puedes hacer nada para mí, hijo mío.  Sólo yo puedo reparar el daño que he hecho.
- No estés tan segura.  En mi virtud de deidad suprema de este Universo, puedo concederte algo de poder, aquel que has abandonado hace mucho tiempo y el que yo he tomado justo después de mi nacimiento.  Tú y yo seremos los amos indiscutibles de los mundos pasados, presentes y futuros.
Barbélu no cayó en sus manos y dejó esta nueva trampa infernal detrás de ella.  Se levantó con determinación para enfrentarse a su hijo mientras lo amenazó con un dedo acusador:
- Pretendes hacerte pasar por la Fuente de todas las cosa? Te crees un dios?  No eres más que la oscuridad ignorante!
- Yo soy la oscuridad mezclado con la luz - replicó él.  Mezclándome con la luz, la oscurecí y devoré su claridad.  Quede impactado por ella, pero me hizo aún más poderoso.  Me desplacé a los extremos del infinito, crucé todas las fronteras de la mente puede inventar.  Busqué tu Fuente.  ¿Dónde se encuentra?  ¿Dónde está el Gran Espíritu Invisible?  En ninguna parte!  Mira bien, Madre, he creado las Autoridades Celestes para servirnos, las Potestades al servir a nuestra causa. Ellos entronizaron la Casa-Madre como centinelas de alto linaje.  Tú eres su reina, Madre de todos nosotros.
Con un movimiento de la mano, Ía'aldabaut conjuró una columna de soldados con tez y pelo brillante como el sol pálido. Estos tenían el tamaño de Barbélu y una fisonomía entre Musidim y el niño maldito.  Llevaban cuchillas afiladas y una brillante armadura de las cuales sólo Barbélu y sus hijos podían tolerar el brillo.  Detrás de ellos, un enjambre de temibles naves flotaban silenciosamente en el aire.  Los soldados observaban a su progenitora con una mirada aturdida, concediendo poco a poco un silencio a los rumores saturados.
- ¿Qué has hecho Ía'aldabaut? Tú te has unido a tu propia locura!
- He hecho como tú con los Gina'abul, o mi Madre.  Te presento a los Babbar [[3]], las Autoridades Luminosas que dominarán todas las cosas.
Barbélu recordó una discusión que tuvo con Suhia realidad le reveló efectivamente la presencia futura de los "Kingu Babbar, estirpe real de los Gina'abul"...Toda la historia que ella le había confiado parecía hacerse realidad.
- Tu intentas imitar el antiguo esplendor de los Musidim sin comprender las lecciones.- le dijo a su hijo.  Ciertamente, no éramos perfectos y nos han faltado elementos cosmológicos, pero comprendimos los efectos devastadores que pueden producir la vanidad y el orgullo.  Nuestra miedo obsesivo al vacío desaparece el día que nos disolvemos en el Amor de la Fuente y su geometría sagrada. En el deseo de ir más allá de los límites del espíritu, caes en un sueño sin fin.  Sabes, hijo mío, que el espíritu perdona y sana.  No necesito de tu prisión mental y de sus soldados para salvarme.
- Madre, todavía puedo salvar a tu compañero y lo haré.  ¿Tú puedes hacer eso?
Barbélu se mordió el labio.  Al aceptar el mundo de Ía'aldabaut, ella se privaría de todo hasta la parte más pequeña de ella misma y su amante se convertiría en un esclavo cómplice del colapso de la Casa-Madre. Al recibir el escudo real de la insensatez, el alma de Barbélu se quemaría con el fuego de la demencia, mientras que Éa'am no soportaría en cualquier caso la oscuridad de su pareja y esta nueva prisión de dolor.
- No me quitaras la poca dignidad que me queda, - respondió ella con las piernas temblando, - nunca me elevaras a la cima de tu creación. Nada es demasiado bueno para ser verdad, me las arreglaré para sacarlo de allí sin ceder a tu chantaje.
El ejército se acercó poco a poco de su creador y a la gran progenitora.  Ía'aldabaut se quedó en silencio para permitirles tocar a la Madre de los Orígenes y su belleza inquietante. Las manos se tendían una después de la otra; la Madre dio un paso atrás para evitar el movimiento de la multitud.  Un hechizo fatal se jugó allí, en la estela de la animación opresiva: el reino de los Musidim entró en un proceso de despojo.  La túnica amarilla Barbélu fue acariciada, palpada y arrugada, como un preludio de la desincorporación real.  Algunos se aventuraron a tocar sus brazos y piernas; la escena se convirtió en vergüenza. Ía'aldabaut declaró súbitamente que el ritual seguiría un poco más de tiempo para que cualquier que deseara presentar sus votos para la emisión de la Madre de los Orígenes todavía podía hacerlo. Sus ojos se deleitaban ante la mirada asustada de su propia madre.  Barbélu entendió que su hijo no podía vivir otro deseo más que el de la brutalidad de los sentidos.
En lugar de apaciguarse, las cientos de manos se volvieron ávidas y codiciosas.  Con el cuerpo tambaleante por la vergonzosa profanación, Barbélu comenzó a retirarse pateando y retorciéndose en todas las direcciones. Llena de miedo, le lanzó un mensaje telepático a su hijo: "Ningún dios actuaría de esta manera, con tan poca estima!" Ía'aldabaut no respondió. Sus ojos crueles examinaron cada movimiento realizado por su madre para salir de su desgracia.  La madre dio un paso atrás, implorando a la Fuente por su salvación.  Ella terminó por tropezarse, completamente abrumada por el éxtasis colectivo.  Algunos Babbar comenzaron a infligirle patadas, mientras que otros estaban tratando de protegerla. No había piedad en algunos de ellos!  El empujones rápidamente se convirtieron en una revuelta.  Los brazos se levantaron unos contra otros.  En un último intento desesperado, la Madre tomó el cristal de Suhia del forro de su abrigo.  Con un revés del brazo, la hoja brillante brotó bajo el efecto del Niama (fuerza vital). El sonido desgarrador que emanaba de ella sorprendió a la multitud.  Barbélu nunca había oído gritar a este cristal de esa manera.
- Aaaaah, que gratificante espectáculo, - exclamó Ía'aldabaut mientras avanzaba hacia la escena principal al ritmo de los aplausos.
- Déjame con vida, - declaró ella sin aliento, - estoy dispuesta a renunciar a mis derechos para vigilar este planeta y mi descendencia!
Ía'aldabaut adoptó un tono serio. Los ojos se volvieron hacia el dios autoproclamado y todos esperaron en silencio por su juicio final.
- Tú te has acercado a mí con desconfianza, - dijo Ía'aldabaut, - tratándome como a un enano miserable. Debido a que te has negado a mi oferta de felicidad en beneficio de la deficiencia de la materia; dado que has creado estos seres imperfectos, sin preocuparte por su participación en el mundo de los vivos; ya que tú has preferido para evocar la antigua creencia de tus antepasados ​​en lugar de escuchar el mensaje de tu hijo que ha regresado desde el fondo de las edades: quedarás ligada a este planeta! Tu carne, tu sangre, tus pensamientos y acciones están todos íntimamente involucrados en su proceso de putrefacción. Pero antes de que disfrutes de tu condición de Soberana de la Materia, deberás jugar conmigo a un juego de azar, como lo hiciste al dejar tu máquina y abandonar a tu amante...
- Yo nunca lo abandoné, tú lo sabes muy bien!
- No volvamos a ese tema, ya lo hemos comentado.  ¿Aceptas mi oferta?
Barbélu tuvo un breve momento de reflexión que terminó cuando desactivó la hoja de su cristal.
- Esta bien.  Puedo ver a mis hijos?, - le preguntó con firmeza.
- Todo va a depender de tu capacidad para jugar el juego de azar que voy a proponerte.  Una vez más, aprenderás que el azar también puede engendrar el orden del mundo. [[4]] Tu tomarás la nave que te ha permitido venir aquí y nosotros te daremos un buena ventaja, digamos 5 Udar (minutos). Entonces, mis Babbar partirán en tu búsqueda para destruirte.  Por lo que tendrás que confiar, y aquí es donde se pone interesante, tanto en tus habilidades de piloto como en la desorganización de mis soldados recién traídos al mundo. Otra ventaja para ti, algunos de ellos parecen estimarte, tal vez deberíamos ver que hay esperanzas para ti?  Me encanta este juego!
- ¿Qué pasará con mis hijos?  Los dejaras vivir lejos de tus proyectos que no les conciernen para nada?  No debes olvidar que son tus hermanos y tu hermana.
- Tus Gina'Abul vivirán en tu materia devastados por la esquirla tenebrosa de la muerte. Tienes mi palabra.  Mis Babbar están como testigos.
- Entonces acepto!
- Que así sea - respondió.
Los seres luminosos de Ía'aldabaut se miraban con aprensión. La Madre se quedó mirando a sus hijos con un peso en el corazón.  Sus ojos se llenaron de lágrimas.  ¿Ella los vería de nuevo?
- ¿Puedo besarlos por última vez?
- Sí, pero los 5 Udár ya están contando. Puedes darles un último adiós, dudo que los vuelvas a ver...  Se me olvidaba decirte, si por suerte logras salir viva de esta prueba, ruega que tus ojos no se encuentren con los míos.  No dudaré en destrozarte!
Barbélu le dio una mirada triste y saltó sobre los pequeños Gina'abul, abrazándolos uno por uno, a pesar de sus figuras congeladas en los estratos del tiempo impuesto por el hijo de la insensatez. De rodillas, besó sus manos y mejillas mientras que rezaba oraciones por ellos.  A continuación, les habló a través de la técnica del pensamiento: "Os dejo por ahora.  Su hermano Ía'aldabaut quiere apartarse del acto natural de la vida. Pero nunca voy a tener el placer de verlos y de estar con ustedes.  Yo no lo culpo, él sufre.  Un día, tal vez, comprenderá su error.  Los amo.  Sean felices".  Al levantarse, le pareció ver la humedad en los ojos de los dos hermanos Abgal.  La Madre observó que Ía'aldabaut deliberadamente miró a la lejanía, como para demostrar su indiferencia a la escena de un intenso afecto.
La Madre se levantó y corrió hacia la nave.  El piloto de Suhia, también detenido en el tiempo de ensueño, no había soltado los controles de la máquina.  Ella lo arrastró fuera del dispositivo, pero este comenzó a moverse... El hechizo del tiempo había terminado. Después de una rápida mirada hacia la multitud, ella escuchó: "¡Madre!"  Incapaz de volver sobre sus pasos, su supervivencia y la de sus hijos dependían de ello.  Barbélu saltó hacia el dispositivo aún más irritada con Ía'aldabaut. Frente a los comandos, introdujo el cristal y de inmediato despegó sobre las dunas de arena en una gigantesca nube espesa.  La nube se disipó dejando atravesar la luz del sol.  ¿Cuánto tiempo le quedaba?  1 o 2 Udar minutos)? La inminente tormenta se cernía a las orillas de la laguna.  ¿Dónde ir?  Ella pensó en unirse a Suhia, ya que su hijo no parecía conocerla. Su viaje estelar parecía haberse alejado de ciertos aspectos de este mundo.  Antes de regresar a la región de Temenlum, la Madre observó un enjambre formidable cuya figura devastadora apareció pronto en el horizonte.
Barbélu giró hacia el sol, hacia el gran bosque, manteniendo un ojo entrenado en la pantalla trasera.  En algunos lugares, el agua emergía en grandes áreas de tierras bajas.  El astro de la mañana brillaba a través de una espesa niebla que se demoraba de forma local sobre el dosel.  Las cabezas de los herbívoros gigantes ubicuos surgieron sobre las copas de los altos árboles que desgarraban su comida sin descanso.  Su despreocupación contrastaba con el drama que se jugaba en el aire.  La Madre pensó fuertemente en Suhia cuando su presencia se apareció en las ondas sonoras de la nave que súbitamente saturaban la cabina.
- ¿Dónde estás? - preguntó la ex Agarin.
- En algún lugar, por encima de un bosque, - respondió ella, - con el ejército de Ía'aldabaut detrás de mí!
- Siento decirte que corres el riesgo de que te derriben aquí.  Creo que sé dónde estás, vamos a tu encuentro.
- ¿Qué pasará conmigo? - preguntó angustiada la Madre.
- No haga preguntas!  Al salir de la nave, toma el cristal, este nos permitirá identificarte.  Sobre todo, baja la temperatura de tu cuerpo, y luego ve hacia un área libre de vegetación y, especialmente sin ningún árbol...
- Ningún árbol?  ¿Es una broma?, voy a estar expuesta!
- Cava un agujero, en el cual debes ocultarte.  Tu cuerpo no debe sufrir ningún daño, nosotros llegaremos.
Las copas de los árboles gigantes se desplazaron rápidamente hasta que el monstruoso cuerpo aéreo de guerra apareció muy atrás.  Su pequeña nave no podía exceder los límites de la estratosfera, ya que el tiempo se acababa.  Una solución se presentó ante ella: debía hacer giros cerrados a través de los árboles.  Barbélu empujó aún más la velocidad de su máquina sabiendo que su situación era desesperada.  Penetró en un amplio valle lleno de grandes árboles, la nave comenzó una fuerte bajada.  La terrible escuadrilla se colocó justo detrás y lanzó varios proyectiles.  La parte posterior de la pequeña nave explotó.  La Madre se enderezó de alguna manera su unidad, se preparó para la inevitable colisión.  El choque fue terrible, el vehículo rodó sobre un suelo blando y, tras una serie de vuelcos, finalmente se detuvo al pie de un alto pino.  Totalmente aturdida, Barbélu tomó el cristal verdeazulado y lo retiró fácilmente de la masa informe y distorsionada. Por encima de ella, la escuadra mortal voló rasante sobre el bosque plegando los árboles a su paso.  Era este el gran final?  Esta pesadilla terminaría aquí en este bosque tan parecido al de su llegada?  Suhia la encontraría muerta y recuperaría su cristal?
Escondida cerca de una pila de grandes ramas, la madre levantó la vista en el momento en que la escuadra realizaba otra pasada.  El abrazo de la selva le traía una protección ilusoria, tenía que encontrar un campo abierto.  Por qué?  No era tiempo para la reflexión!  De repente, la armadura vegetal y mineral se congeló en una calma glacial mientras que las naves Babbar se estacionaron en silencio en el cielo sombreado. "Esto casi ha terminado!" Pensó.  El peligro inminente sacudió cada fibra de su piel.  Barbélu bajó la temperatura de su cuerpo y corrió ciegamente hacia una zona completamente desprovista de árboles.  Ella pasó entre las piernas de varios Husmus (reptiles salvajes). Las naves aparecieron para escanear el suelo, listas para escupir fuego hundiendo cada lugar tranquilo en un terror crepuscular.  Para su sorpresa, los dispositivos estaban en silencio.  ¿No la veían?  Basándose estrictamente a las palabras de Suhia, la madre detuvo su carrera en un lugar aislado.  De rodillas en un total pánico, empezó a cavar la tierra mojada con las manos desnudas.  De repente, una terrible explosión ensordecedora abatió el suelo.  Los árboles cedieron paso mientras que cientos de aves fueron cayendo como moscas.  Barbélu se encontró proyectada a más de un Gi (3 metros).  Su pulso se aceleró y sus oídos silbaban dolorosamente.  Totalmente desconcertada, se arrastró a la cavidad para continuar su excavación.  Sus manos temblorosas araban el suelo rápidamente.  La segunda explosión obligó a varios Husmus (reptiles salvajes) a arrodillarse y a doblar sus enormes cuellos. Muchos árboles se vinieron abajo, enredados unos sobre otros.  Sus hojas arrancadas por la explosión bajaban girando en torbellinos como una lluvia de hojas.  Bajo el efecto de la explosión, la madre fue expulsada nuevamente.  Su nariz estaba sangrando profusamente.  Sorda, ella no escuchaba absolutamente nada, excepto un silbido discontinuo.  Con el hombro dislocado, se arrastró penosamente hasta el agujero, que pensó, sería su tumba.  De qué servía todo este esfuerzo, ya que, obviamente, su condena parecía segura!  En el desorden indescriptible, los grandes Husmus trataron de salir corriendo. La madre excavo con obstinación, nuevamente.  La piel de sus manos gastadas y ensangrentadas, fueron abriendo el suelo, el dolor era tal que ya no podía sentir sus dedos o incluso el susurro de los reptiles gigantes intentando huir del peligro que venia del cielo.  La pulsación fija del mundo llenó su cabeza, a menos que fuera su flujo sanguíneo o el desmoronamiento del tiempo chocando?  Por último, el hueco parecía lo suficientemente profundo para lanzarse en un esfuerzo final.  Con una vibración insoportable, un nuevo plasma sonoro sacudió la tierra, erradicando toda forma de vida en un Udtar (segundo), donde su duración parecía extenderse por siempre...Incluso los gigantescos Husmus sucumbieron a la tremenda explosión. Dos de ellos cayeron sobre Barbélu, condenando a la oscuridad a la madre de los orígenes.
Barbélu soñó con su antiguo manto real que ella había abandonado en la búsqueda de la Luz Pura.  En este otro lugar, ella esperaba a su amante, eternamente... Pero todavía tenía que despojarse del cuerpo, arraigado en la materia densa que sólo le trajo sufrimiento.  La sombra se deslizó desvaneciéndose para dar paso a una deliciosa claridad diáfana.  Más y más luz, se sintió alcanzada por los espirales del aliento encantador de la canción de las esferas.  Unas siluetas irreales, drapeadas de silencio, arrancaron la pesada masa de carne aún animada por una pequeña llama de vida...
Inclinada sobre ella, la cara de Suhia se le apareció en una especie de niebla.  La hermana oscura mostraba una sonrisa forzada para ocultar el horror a la reina del sacrificio, atrapada por el juego perverso que había ganado contra el hijo de la irracionalidad.




[1] [106]. Recordemos, antiguo nombre dado al agujero negro en el centro de nuestra galaxia.
[2] [107]. La penetración regular nubes prístinas de origen extra galáctico en nuestra galaxia, validado por muchas observaciones científicas en las últimas décadas, intenta demostrar la presencia de uno o más universos de los cuales emerge el nuestro, que está en continua expansión. Hay una teoría relativamente nueva que puede confirmar en parte, lo que se describe aquí; La teoría fue iniciada en 1986 por Abhay Ashtekar y retomada a partir de 1990 por Carlo Rovelli y Lee Smolin. Esta es la teoría de la gravedad cuántica donde el espacio y el tiempo no forman una trama continua como la ciencia ha imaginado siempre. Esta concibe el espacio-tiempo como compuesta de una cantidad infinita de bucles o ciclos. Este ensamble es cuántico, su evolución se debe considerar en términos de probabilidades.  Con este modelo, el universo se nos aparece como un marco de campos cuánticos en la interacción eterna.  Esta teoría permite conciliar los elementos fundadores de la relatividad de Einstein y los de la mecánica cuántica.  También le da un nuevo significado al principio de los tiempos, el famoso Big Bang. De acuerdo con la teoría cuántica de bucles, el Big Bang dio paso a un Gran Rebote, un simple cuello de botella galáctico que pudo haber dado a luz a nuestro universo. Estos datos aplican a los agujeros negros, y permiten a la ciencia moderna considerar los estados cuánticos del horizonte de un agujero negro "entregando" la información que parecía hasta ahora perdida a causa de la relatividad de Einstein.  Por un lado es un agujero negro y su opuesto un agujero blanco que proporciona acceso a otro universo...  Sin embargo, este modelo no explica por completo lo que he entendido a través de las diversas conversaciones interceptadas por este objeto.  Creo que debe incluir el modelo de expansión de nuestro universo y de los universos en general.  El modelo inflacionario propuesto por Andrei Linde ofrece una estructura fractal cósmica dispuesto como un árbol donde no cesa de crear nuevos universos.  Cada universo en expansión se ramifican los unos a los otros debido a la presencia de los propios agujeros negros, estos mismos generadores de los Big Bangs y de los agujeros de gusano (túneles atemporales).
[3] [108]. Babbar, literalmente "los brillantes" en sumerio.
[4] [109]. Esta nueva situación del "juego de azar", nos remite a la paradoja en la que está encerrada Barbélu-Pistés y recuerda un poco al experimento mental de Erwin Schrêidinger, diseñado por él en 1935 con el fin de destacar las dificultades de interpretación de la mecánica cuántica. En este famoso experimento, Schrêidinger imaginó encerrar un gato en una caja con un núcleo radiactivo y un sistema mecánico listo para liberar un veneno mortal después de la desintegración del átomo radiactivo. Sin embargo, como el núcleo es cuántico, puede ser en una superposición de estados.  La condición del núcleo radiactivo (intacto o desintegrado) define la condición física del gato encerrado en la caja. De acuerdo con la lógica de la teoría cuántica, siempre y cuando la caja no se ha abierto, el gato estaría tanto vivo como muerto! Una nueva teoría, llamada la "teoría de la decoherencia", que ahora explicaría en parte la paradoja de nuestra incapacidad para observar ciertas condiciones del ambiente que serían las responsable de la apariencia clásica del mundo!  Cuando la mecánica cuántica entra en juego, la realidad, tal como lo vemos, realmente puede cambiar. No se debe olvidar que en la historia que nos ocupa, la máquina Zida es una máquina cuántica. Al transportar dos pasajeros (uno no se despierta), los ocupantes se han trasladado desde su estado de partículas a ondas y viceversa al volver a la realidad 3D. Estamos un poco en el mismo juego de azar que el experimento de Schrödinger, donde en la maquina cuántica, Pistes podría haber observado su compañero antes de dejar el Zida. En este caso, un estado de superposición podría intervenir y ofrecer una historia diferente. Barbélu-Pistes, siempre conectada de manera sutil a su compañero, llevaría consigo la paradoja. 

4 comentarios:

  1. No necesariamente. El Lucifer es el portador de luz o más bien pasaría a serle Dios sumério EA-Enki, que es igual a él Dios egipcio Osiris-Oruz. Te recomiendo leer también "Adam Génesis" y "La Rebelión del Fénix" también de "Anton Parks".

    ResponderBorrar
  2. Pues para mí parece, porque simplemente en esta parte es evidente:

    "- Yo soy la oscuridad mezclado con la luz - replicó él. Mezclándome con la luz, la oscurecí y devoré su claridad. Quede impactado por ella, pero me hizo aún más poderoso. Me desplacé a los extremos del infinito, crucé todas las fronteras de la mente puede inventar. Busqué tu Fuente. ¿Dónde se encuentra? ¿Dónde está el Gran Espíritu Invisible? En ninguna parte! Mira bien, Madre, he creado las Autoridades Celestes para servirnos, las Potestades al servir a nuestra causa. Ellos entronizaron la Casa-Madre como centinelas de alto linaje. Tú eres su reina, Madre de todos nosotros. "

    Se supone que el Lucifer bíblico, el dios maldito, nació de su propia vanidad ya que se creyó como Dios: "¡Cómo has caído del cielo, Lucero, hijo de la Aurora! Has sido abatido a la tierra dominador de naciones! Tú decías en tu corazón: "escalaré los cielos; elevaré mi trono por encima de las estrellas de Dios; me sentaré en el monte de la divina asamblea, en el confín del septentrión escalaré las cimas de las nubes, seré semejante al Altísimo" Isaías (Is 14.12-14)

    ResponderBorrar
  3. Buena analogía. Pero, por eso te recomiendo leer "La Rebelión del Fénix"" traducción al español hecha en esta misma página web. Ese libro habla y explica bastante sobre él lucero de la mañana. 👌

    ResponderBorrar