EL DESPERTAR DEL FENIX
1ra Parte INSTRUCCIONES DEL HALCÓN
CAPITULO 4
EL ALIENTO DE BENBEN
"El aliento de un meteorito, de los que temen los dioses, Isis despertó embarazada de la semilla de su hermano Osiris!".
Textos de los Sarcófagos,
extraído de la fórmula 148,
por Robert H. O'Connell
por Robert H. O'Connell
[]
Hace poco, fui a Ta-Ur con el acuerdo
de Meri (la muy-amada), y he visto de lejos uno de los mítines que se producen
alrededor de los dominios de mi padre. Las multitudes se agrupan a lo largo de las altas
fortificaciones de la propiedad de Asar con una misma esperanza de cruzar las
diferentes puertas cerradas y umbrales oscuros que conducen al corazón del
templo acuático. Todos quieren
reencontrarse con mi padre enclaustrado en la ladera de la colina plantada con
árboles de ISed. La opinión general
pretende que los privilegiados que cruzaron las puertas actualmente cerradas,
tras la mera visión del santo fundador y su inmersión de acuerdo con el ritual
en la piscina del templo acuático, traerían la vida eterna al penitente y se
transformaría de mortal a un Neter (dios) ...
Contemplaba este espectáculo casi
hasta el mediodía. Había muchos esta mañana, a pesar de la lluvia que seguía
descendiendo del cielo. ¿Vienen aquí para escapar de una existencia
mediocre o para aferrarse a una esperanza? ¿Conocen su funesto origen? Las mariposas siempre son atraídas por la luz.
Este fervor ciego penetró todo mi ser. Padre,
tus dominios se llenan de tus fieles. Las
paredes de tus templos están rodeadas por los brazos levantados, por las quejas
y las miradas suplicantes. ¿Qué has
hecho, padre? ¿Eras consciente de tu carisma? Tu prestigio causó tu ruina - paradoja gigantesca
donde no has previsto las consecuencias. Yo estoy aquí, abrumado por tus faltas, para
reparar tus errores. Tu sangre fluye
en mis venas, no entiendo todos tus planes; y yo ni siquiera conozco tu cara!
Un poderoso rugido, el eco devuelto
por las montañas me sacó de mi somnolencia. Fue un Gigirlah (rueda brillante), una nave
Anunnaki. Después de haberse
inmovilizado al finalizar su vuelo supersónico, se situó estática encima de la
multitud. Así que deje este enigma
insondable y corrí hacia mi Geghu ('el grito del halcón divino que choca''), la
nave negra que los Urmah que habían heredado de mi padre. Me estaba esperando en la lluvia torrencial. Su
campo de fuerza creaba una radiación de protección alrededor de su figura y
quedaba envuelto en un cielo de arco iris. Con un gesto que hice su cabina se abrió y me
introduje en el interior.
Geghu despegó de Ta-Ur salpicando
barro, que caía sobre la multitud reunida. Al verme, el Gigirlah de los Anunnaki aceleró hacia
Iuter-A'a (el Nilo). Después de
algunos años, el pueblo del País de la Luz se ha acostumbrado a ver al
"halcón golpeador" en el cielo. Cuando lo ven, se sienten seguros.
Perseguí la nave enemiga hacia el
sur, hacia la desembocadura del río. Podría haber disparado antes y terminarlo
rápidamente, pero me tomé mi tiempo para disfrutarlo. Es mi culpa, yo no conozco mis límites! Otros dos
enemigos Gigirlah me esperaban y abrieron fuego. Los viles profanadores de
santuarios me habían tendido una trampa. Viré el Geghu bruscamente y pronto gané altitud
hacia las nubes. Después de
haber superado la capa atmosférica, vi abierta ante mí las profundidades
insondables del vacío espacial. Reduje
los motores y el Geghu comenzó un descenso brusco a través de las formaciones
de nubes. En poco tiempo mi radar
detectó objetivos. Envié una ráfaga de
tres disparos hacia los objetivos. A
través de la capa de nubes, observé dos de los tres Gigirlah explotar en vuelo.
El último estaba todavía en mis talones.
Desaceleré bruscamente, obligando a mi
seguidor a hacer lo mismo, entonces aumenté la velocidad del Geghu hasta llegar
a una velocidad supersónica, poco antes de que el tercer disparo alcance al objetivo...
Los Anunnaki todavía no saben que las armas
del Geghu nunca pierden su objetivo.
Yo estaba lo suficientemente lejos,
al sur del País de la Luz, en Sti (Nubia) en el corazón de los antiguos
territorios de mi padre, ahora parcialmente ocupados por el enemigo por sus
minas de Nebu (oro). Innumerables refugios estaban bajo mis pies. Amplié el enfoque para obtener una imagen más
amplia de la zona sospechosa. En el
monitor de mi pantalla aparecieron las tropas Anunnaki en movimiento. Tal vez allí habían depósitos de oro aún desconocidos...
¿Dónde estaban Her-Ra (Horus el Viejo) y sus
soldados? No lo sé. El horizonte
estaba vacío, no había señales de nuestras tropas en el cielo o en la
frecuencia de radio. Yo no iba a dejar
que los fieles de mi tío dominen más territorios y riquezas que nos pertenecen.
Sin vacilar dejé caer una de mis misiles en
el campamento. En un instante, el
misil explotó entre nuestros enemigos, dejando en el suelo un agujero enorme y
oscuro.
Retomando, como una flecha, la
dirección del Norte, no encontré ningún obstáculo en mi camino. Cuando llegué al hangar de la
montaña, hablé con el trabajador que se encarga del mantenimiento del Geghu.
No conozco su nombre. Como siempre, el no
estaba satisfecho:
- ¿Qué has hecho, hijo de Meri? Los
misiles de tu artefacto no se fabrican fácilmente.
- Sí, lo sé, lo sé ...
- Yo ya le he dicho, que me tomó un
tiempo considerable entender estos materiales y replicarlos. Esta tecnología no es nuestra.
-Sí...
-Usted me fatiga, Heru ...
-Tú también.
Salí de la habitación y me metí por
los pasillos oscuros. Me reuní con mi madre en Nashareth que me esperaba de pie
con firmeza, como era su costumbre. Cada uno de mis viajes la agitaba interiormente.
Conocí a dos de los Abgal anfibios que a
veces escoltaban a mi madre. Eran
fieles compañeros de mi padre. Ellos
me saludaron amablemente: "Nuestra soberana tiene desde hace varios días
un estado de ánimo agitado. Tu eres el
único capaz de apaciguarla, hermano mío", me dijo uno de ellos.
Meri se colocó suavemente en su
sillón real, con los pies colocados en un pequeño taburete de madera. Aset
pretendió no notar mi presencia y tomó un aire de rigidez. A'akhu-Hai, uno de los comerciantes
de Nashareth, estaba frente a ella, de rodillas. Sus manos pegajosas de un líquido amarillo
masajeaban una de las piernas de nuestra soberana. Mi corazón dio un vuelco! Sin razonar, cogí al
comerciante por el cuello y lo empuje agresivamente con un movimiento del
brazo. El desafortunado aterrizó sobre
la mesa sembrada de flores que finalmente se inclinó y cayó sobre él. "A
'akhu-Hai ("buen marido"), no tienes otra cosa que hacer? Ve con tu esposa!", le ordene secamente.
El comerciante hizo todo lo posible para
levantar sus pertenencias en cuatro patas y en silencio. La mayoría de sus ollas estaban rotas y los
escombros cubrían el suelo de baldosas. A'akhuHai salió arrastrándose y pidiendo disculpas.
La mirada de mi madre enfrentó la mía en
silencio en medio de una nube de incienso: "He aquí una historia para las
ollas de miel!", me dijo con una voz alta.
Aset se había levantado de repente,
dejando la comodidad de su montón de cojines. Aset se dejó crecer el pelo en los últimos años.
Este es de color azafrán y se compone de
largas trenzas hábilmente tejidas, con cintas anudadas de verde y oro. Los Abgal de sangre noble generalmente están
desprovistos de todo pelaje, y que en mi madre los haya desarrollado es un
enigma para todos nosotros. Nosotros
sabemos en detalle que Meri-Aset combina varios misterios. Aun así, todavía hoy luce como yo. Su voluminoso vestido con pliegues cubría una de
sus piernas, la otra estaba al aire libre, chorreaba de miel.
- La miel está llena de virtudes para
mi piel. Yo la
uso para mis baños y en mi pelo. A'akhu-Hai
es nuestro mejor productor. Él vino a
presentarme una nueva variedad, que hay de malo en eso, Heru?
- Yo no apruebo que te toque! No tolero que los mortales se esten
aprovechando de tu bondad y tu ternura. Estoy aquí para protegerte, y te preservare...
- Preservarme? Aset comenzó a reír tomándose el
vientre. Bueno, donde estabas, bello
príncipe? ¿Dónde estaba mi defensor,
estos últimos cinco días? La
contemplación de los dominios de Asar (Osiris) te subyugo hasta este punto a tu
real persona?
- Me "perdí" en el camino. Aproveché la oportunidad para
proteger nuestras fronteras del sur.
- Tu primo Her-Ra (Horus el Viejo) ya
se encarga de eso. Me decepcionas. Si hubieras querido, me encantaría
haberte revelado los secretos que deseas conocer, pero prefieres correr tras
aventuras inútiles y dejar lo tuyo. Sabes
que estaba a punto de enviar a algunos de nuestros soldados...
Una vez más, la reacción de nuestra
reina no me había sorprendido. Ella se pone terriblemente ansioso cuando no estoy
a su lado. No hay duda de que ella
sostiene que estamos separados por la muerte. Esta es sin duda una consecuencia de su separación
con mi difunto padre. Viví con ese sentimiento desde mi infancia. La mirada de Aset es como el de un gran cristal ME
abierto: cuando me escuchó entrar en la habitación, ella sin duda ordenó al
comerciante que le aplique el mismo la miel en su pierna para darme celos una
forma inteligente de responder a mi ausencia prolongada. Sus métodos, a menudo audaces, me perturban
terriblemente porque demuestran que ella está profundamente ligada a mi
persona. Tengo la misma
sensación lo que la concierne. Algo
que no se puede describir con palabras. Un fenómeno que no se explica y que
está ahí, dentro mío, sin que yo pueda traducirlo. Este es un sentimiento exacerbado - desatado, diría
yo. Pude ver en sus ojos que estaba
enfadada y que su corazón estaba inquieto. Negué con la cabeza mientras me
acercaba a la cama real y ella podía ver que entendía su reacción. Ella se sentó de nuevo en la cama.
- Yo estaba preocupada ... Eso es todo. - me dijo suavemente.
Sus ojos brillaban con la luz de una ansiedad
conservada por demasiado tiempo.
- No lo estés, mi reina. Te he echado de menos...
terriblemente.
- Entonces, recompénsame con un beso. La miel es buena para la salud.
Yo no me desespero por un día para preparar
la mezcla para mi baño.
Meri había fijado su mirada en el
pequeño taburete. Ella quería que la bese como lo hacían nuestros ancestros. Ella sostuvo su pierna derecha y me
entregó su pie aun pegajoso. Adornos florales
elaborados con henna amarilla se extendían en la parte superior y en la planta
de la misma. Los esteticistas debieron
pasar horas trabajando en el cuerpo de nuestra soberana.
- ¿No es de tu gusto, Râ'af?
Aset me llama así cuando quiere
calmarme o halagarme. Râ'af simboliza a la vez la tierra del sol, el que
viaja en silencio al inframundo antes de materializarse en la luz naciente.
También es el sol hecho carne, la luz
encarnada en un cuerpo, por lo que Meri también me denomina de esa manera.
Cuando yo era un niño y a veces lloraba, ella
me balanceaba tarareando suavemente ese apodo. ..
- Sí, lo es. Eres la más hermosa de las Netrit
(diosas), la más grande de todas.
- Muy bien, Meruti (adorado), bésame
y llévame en tus brazos, mi divino halcón.
Con una mirada firme, Meria hizo
señas a sus sirvientes de limpiarla y retirarse rápidamente. Los sirvientes salieron con el
traqueteo de la joyería y las tobilleras. Besé el delicado pie de nuestra reina. Me acerqué a
ella. Todo su cuerpo estaba rodeado de un voluptuoso aroma a jazmín mezclado
con una esencia de lirio. Sus ojos
sombreados de verde y delineados en negro se ahogaron en los míos.
La tela de su vestido se estiró moldeando el
contorno de su cuerpo. Meri se
dio vuelta en los cojines y me apretó fuertemente contra su pecho mientras me
proporcionaba caricias interminables en la cara y en la espalda: "No
vuelvas a hacerme algo así o te enviare a Deser (Marte) por el resto de tus
días!", me susurro al oído. [[1]]
En ese momento, mi tía y mi segunda
madre Nebet-Hut (Nephtys-lnanna), se introdujo en la habitación sin ser
invitada, interrumpiendo abruptamente uno de mis raros momentos de intimidad
con nuestra reina, lo que la hizo enojar hasta su punto más alto.
- Paz y fuerza a los dos, dijo
Nebet-Hut.
Llevaba un abrigo real ceñido en la
cintura y que ensanchaba sus caderas y sus largos muslos. Meri había notado que nos había
visto, al igual que ella, la vestimenta de mi tía hacia sobresalir la plenitud
libre de sus pechos. El rostro de Meri
se encendió.
- ¿Qué quieres, hermana?
- No he visto a Heru en su
entrenamiento de ayer. Si desea convertirse en un guerrero, debe tomar más
en serio sus lecciones de lucha.
- Estaba ocupado, hermana. No se
perderá el próximo entrenamiento, eso es seguro. Algo más?
- Me gustaría que discutiéramos sobre
su..., cómo decirlo..., su educación.
- Ya no tiene mucho que aprender de
mi parte. Le
enseñé todo.
- Dudo que haya aprendido algo acerca
de la disciplina, a menos que usted nos lo haya ocultado. Hablo de la educación sexual, mi
hermana.
- Estas fuera de lugar para darme una charla de moral sobre el tema;
estas fuera de cuestión!
- No es por mí, yo no pretendo querer enseñarte nada.
- Entonces ¿Quién va a terminar lo que tú empezaste años atrás?
- Deberíamos preguntarle a la persona en cuestión, ¿no crees? Dinos, Heru, ¿qué es lo que quieres exactamente?
Da un paso adelante y habla sin miedo.
Tomé un tono solemne que provocó una risilla en mi madre:
- Quiero reconquistar los territorios de mi padre, restaurar el honor de
mi familia, y vengar la humillación que mi tío te hizo sufrir. Eso es todo.
- Ves mi hermana, que lo sabe todo?, respondió burlonamente Aset.
-Sí, bien, entiendo Heru. Respondió Nebet-Hut irritada. Pero para cuando hagas eso, o incluso antes,
necesitarás una reina a tu lado, ¿no es así? Sólo una pareja real puede reinar en nuestra tierra
santa, al igual que tus padres...
-Eh, bueno, sí.
-Bien, por lo tanto...
Nebet-Hut hizo gestos amplios, como si los
movimientos de sus brazos le pudieran ayudar a formular lo que quería decir. Ella abrió ampliamente sus ojos y
levantó las cejas. Sus oídos estaban
alertas.
-... Así entonces! ! ! como ella ha dicho, es deseable
que tu aprendas el acto de amor. Ahora ya tienes edad suficiente, ¿entiendes?
- Ah, ¿es eso?, Le contesté. Sí, lo
entiendo perfectamente.
- Bien!
- ¿Bien qué? respondió mi madre. Él lo hará
cuando tenga el deseo, él ya tendrá tiempo para eso. Este no es el momento de
enamorarse, él tiene que permanecer concentrado...
- ¿Quién habló de amor, mi hermana? Es una cuestión de iniciación
sexual.
- Lo siento, Nebet-Hut, no conozcan
ninguna sacerdotisa calificada para hacerlo.
- Yo sí, yo conozco! incluso a varias.
- A varias?! Eso es ridículo!
- Debe aprender con el fin de poder
satisfacer a su futura soberana. Si él fuese aburrido en la cama, sería una
catástrofe.
- Sí, una catástrofe planetaria, más
aún, universal! Tú exageras, como siempre, respondió Meri. Tus deseos y fantasías no son necesariamente los de
él.
-No tomes esto a la ligera, hermana,
y deja a Heru decidir si quiere conocer los secretos de las Seba Khaibitu
(Estrellas Oscuras).
- ¿Quiénes son estas ilustres
sacerdotisas capaces de tal hazaña, preguntó Aset irónicamente, estas santas
dedicada a abrir sus muslos para salvar el honor de mi hijo y del mundo?
- Si la elección es entre tus
sirvientes más fieles, las de la ciudad santa de Aset-Heh (Dendera) .[[2]] Estas sacerdotisas
Gina'abul están listas a todas las exigencias que les pongas. La mayoría de ellas son de sangre
noble.
- ¿Y qué sería de la sacerdotisa? Ella obtendría la fuerza de mi hijo,
su Niama (fuerza vital). Él debería
casarse o matarla!
- Tu hijo no puede escapar de su
destino para siempre. Él deberá tener hijos, y por eso, se debe unir a
una Seba Khaibit (Estrella Oscura), una futura reina. Dudo que haga como Asar (Osiris), que tuvo que
evitar al máximo cualquier relación. Viéndolo hoy, Asar no tuvo hijos naturales o
legítimos; Heru se tendrá que justificar ante ltemu (An) para hacer cumplir sus
derechos. Pero ltemu finalmente
aceptará la legitimidad de Heru? Si lo hace, deberá reconocer el poder de las
sacerdotisas Seba Khaibitu , y dudo que sea capaz de eso. Voy a tener que tratar de convencerlo de eso.
- Sí, es cierto, lo tienes en tu
corazón, respondió Aset.
- No seas tan irónica, mi hermana,
nos encontramos en una posición difícil. La casa de Asar está vacía, mientras que la casa de
Setes está llena. ¿No soy la prueba
viviente, yo su pequeña nieta? Heru
deberá tener una reina y engendrar una dinastía real. Los niños lo ayudarán si no recupera sólo sus dominios,
hermana.
Mi madre, la gran esposa real sin
marido, estaba terriblemente molesta. Sus ojos parecían húmedos de nuevo. Estaba agotada por esta discusión. Manifestó su
deseo de terminar esta charla y me instó para hacerle saber mi respuesta.
Me dije interiormente que si lo que nos
ofrecía mi tía podría traer una ventaja estratégica en mi búsqueda de venganza,
entonces debo aceptar. Si esto también
podría ayudarme a encontrar a mi futura esposa, ¿por qué no? Y luego, estaba también este misterio insondable,
el del fuego sagrado del cual yo no sabía nada.
Así yo me encontré en Aset-Heh
(Dendera) por primera vez en mi vida. Mi madre quería llevarme ahí en el pasado, pero
nuestra Reina evita cualquier desplazamiento desde hace mucho tiempo, por temor
a un atentado. Aset-Heh es un sitio en
construcción: sólo su templo principal, dedicado a mi madre y mi abuela Nut, y
su cuenca parecen acabados por ahora.[[3]] Se está trabajando en todas partes.
La afluencia de las sacerdotisas en el
trabajo casi no escapa al ojo.
Nebet-Hut, mi hermano Sabu (Anubis) y
una guarnición completa de Shemsu-Khentamentiu (seguidores del Oeste)
provenientes de Nashareth, me acompañaban. Mi tía siempre estaba escoltada por sus guardias,
sobre todo cuando estaba cerca de mí. Esto forma parte de un pequeño acuerdo entre mi
madre y ella. Aset no tiene confianza
en la magia de Nebet-Hut.
Aunque tenemos la misma progenitora,
Sabu y yo somos diferentes. Aset nos diseñó de manera diferente. Sabu no fue
engendrado, ha sido moldeado por las habilidades de mi madre en una antigua
Siensisar (matriz artificial)[[4]] poco después de la muerte de mi padre.
Sabu tiene la piel oscura y los ojos rojos
oscuros de nuestro padre Asar. Es un
poco más grande que yo. Mi hermano no se considera un Kirišti, ya que no se le
dio a luz de forma natural. Sabu fue criado por mi tía Neret (Neith-Dim'mege)
en el corazón del Abzu (el mundo subterráneo) antes de volver al Gigal y a Nashareth.
En el pasado, Neret ya habia apoyado a Her-Ra (Horus el viejo), el hijo de Nut
(Nammu).[[5]] La valiosa ayuda militar que benefició
a mi madre se ha extendido más allá de las fronteras desde los días de intensos
enfrentamientos donde nos oponíamos a los hijos de la oscuridad, los Anunna.
Neret y sus Ama'argi regresaban de la
profundidad de su abismo para echar una mano a los hijos de la luz. Sin ellas, los partidarios de Setes habrían
sometido al planeta desde hace mucho tiempo.
Aset-Heh (Dendera) es un sitio muy
importante, el más sagrado después del Ta-Ur (Abydos) de mi padre, que se
encuentra a una corta distancia hacia el noroeste. Aquí es donde cayó el meteorito que fue colocado en
lo alto de nuestra Mer (pirámide), y que llamamos "Benben". Este trozo pertenecía a la colina del horizonte
A'akhet, el antiguo mundo de los planificadores que llevaba el nombre de
"Mulge" (estrella negra) en Kalam y que se encontraba entre Deser
(Marte) y Mulbabbar (la estrella blanca = Júpiter), así nombrado en los países
enemigos. Esta piedra negra de A'akhet
fue arrastrada por el antiguo satélite de Mulge que llamamos "Benu
Celestial" (Fenix) o "Arit-kheru" (el ojo de los sonidos).
La piedra Benben simboliza la aparición del
sol, nacido del caos primordial. Es sobre esta piedra que se dice que los primeros
rayos del sol llegaron a posarse después de la gran catástrofe.
Este meteorito es una piedra de rayo
que emite ondas negativas, de ahí su nombre "Benben" ('' ciertamente
no!")[[6]] Djehuti (Thoth) me
informó de que la piedra permaneció en el lugar durante varias décadas antes de
ser izada a la cima de la Mer (pirámide) que me dio nacimiento. Ella había rodeado toda la zona de
Aset-Heh con su magia. Entonces los
fragmentos de piedra fueron depositados en el espacio más sagrado templo.
Algunas de las sacerdotisas que llevaban en
sus manos estos fragmentos de A'akhet se invistieron con el poder de la
adivinación, mientras que otras se han vuelto locas. Estas piedras abren las puertas a lo invisible y,
al parecer, permiten ver lo que está prohibido ver. ..
Aset-Heh es un recinto consagrado que
incluye nuestra más grande escuela de sacerdotisas Seba Khaibitu (Estrellas
Oscuras) al servicio de nuestra Santa Madre. Esta hermandad está compuesta por todos los
oficios: terapeutas, masajistas, cirujanas, parteras, tejedoras, matemáticas,
los trabajadoras, músicas, artesanas, escribas ... Todas bajo la autoridad de nuestra soberana
Aset-Hut-Heru (Isis-Hathor) y trabajando para la salud económica de su santo
dominio. Algunos sacerdotes están
aquí, pero tienen un estatus muy secundario. Hay dos tipos de sacerdotisas presentes aquí, se
las diferencian inmediatamente a simple vista por su gran diferencia de tamaño:
las Amašutum y las humanas. Dos
especies diferentes que conviven con serenidad y paz. Este lugar es único en todos los aspectos.
El sitio de Aset-Heh es también el
mejor lugar para observar el cielo de nuestro país.
Aquí es donde nuestras Seba Khaibitu
(Estrellas Oscuras) escudriñan el firmamento para ver al Arit-kheru (ojo de los
sonidos) y su regreso tan temido. Aquí
predominan las matemáticas, una disciplina que me da dolor de cabeza. Por suerte, diferentes melodías son constantemente
escuchadas aquí y allá: laúdes, arpas, flautas, panderos, cantos. A través de la música, el Ba (alma) se eleva hacia
el cielo - de acuerdo con la enseñanza de mi madre.
Nos dieron una cálida bienvenida, y
nos dieron un recorrido por el templo. La figura de Meri-Hut-Heru (la amada Hathor) se
encuentra en los diferentes pilares de la entrada del santuario. Ascendimos a
la terraza superior, tuvimos que subir por los 144 escalones de la escalera del
acceso interior. Las paredes estaban
vacías, no habían textos, ni ningún gravado. [[7]] Subiendo las escaleras, Nebet-Hut
(Neftis) me sugirió elegir a las sacerdotisas que fueron expuestas a las
emisiones de los fragmentos negros de A'akhet: "Van a ser hechiceras
maravillosas y profetizas que podrás usar para tu causa", agregó para mi
beneficio. Cuando llegamos a la
terraza, mi hermano Sabu me miró fijamente a los ojos, algo muy contrario a su
comportamiento, y ligeramente sacudió la cabeza con el fin de hacerme entender
que no estaba de acuerdo con los consejos de mi tía. Tenía la intención más bien de escucharlo a él, que
a Nebet-Hut, que todos sabemos que siempre tiene ideas insólitas en mente.
Nebet-Hut exigió con tono autoritario
que nos presentemos a las santas. El poder de mi tía es sin duda, considerado como el
doble de mi madre, su hermana divina, cuya palabra es tan sagrada como la de la
Reina del Trono. Nebet-Aha
(sacerdotisa vaca), la matriarca del lugar, recibió a Nebet-Hut con una seña de
la mano señalando hacia las capillas donde meditan las santas que han venerado
a mi difunto padre. Las Sept Seba
Khaibitu (Estrellas Oscuras) de sangre Gina'abul se presentaron en la gran
terraza del templo. Todas llevaban una
bata de laboratorio color crudo, suspendida de los hombros con largas tiras que
cubrían completamente sus pechos. Cada
una llevaba una peluca en fibra vegetal. Algunas fueron trenzadas, otras tenían el pelo liso
como algunos humanos.
- Y Bien, Meri-Aha (querida vaca),
que nos anuncian tus profetizas? preguntó mi tía.
- Divina doliente, el clima va a
mejorar, gracias al efecto de la santa Merakhti (pirámide del horizonte). Las aguas se retirarán gradualmente.
- Sí, lo sabemos, pero queremos
escuchar una predicción verdadera, Nebet-Aha. Una predicción de una de tus videntes.
- La Guerra se acerca! Nuestro país tendrá que sufrir los
ataques de nuestros enemigos.
-Nosotros los sufrimos con
regularidad, mi hermana, respondió mi tía.
- Hablo de una guerra total, que
conducirá al hijo de Meri al trono de los Dos Países. Pero este resultado no se va a conseguir
sin sacrificios.
- Eso es adivinación verdadera,
respondió Nebet-Hut, esto le encanta a mi corazón.
-No al mío, añadí secamente. No quiero sacrificar un ejército
para destruir miles de hogares. Este
asunto se resolverá a mi manera!
- Yo te reconozco ahí, hijo de Meri,
respondió Nebet-Aha. Tú eres el doble resucitado de Asar, encarnando su
regreso entre los vivos. A pesar de la
rabia que habita en tu ser, tu corazón se ha mantenido bueno. Es casi sorprendente.
- Usted conoció a mi padre,
matriarca?
-Ella es una de las pocas
sacerdotisas que se han mezclado con él, me confió mi tía. Ella porta, como yo, su energía.
-Tu formas parte de los antiguos, le
dije.
Les anuncié que iba a ser difícil
elegir entre las Seba Khaibitu, todas parecían cultivadas y bonitas. "Toma
a siete!" Me aconsejo Nebet-Hut. ¿Qué habría hecho yo con tantas sacerdotisas? Les
pedí a las que no habían tocado las piedras negras de A'akhet que avancen un
paso. Tres de las siete dejaron el
grupo. Mi tía estaba tensa, pero hizo
todo lo posible para ocultarlo. Nebet-Hut
tiene el poder de Niama (fuerza vital), que lo obtuvo de mi tío Setes
(Seth-Enlil) y el que le había robado a mi padre.[[8]] A pesar de ello yo estoy muy conectado a Nebet-
Hut, como lo estoy naturalmente con mi madre, porque mi tía ha fusionado su
energía con mi persona cuando era un niño. Siento sus emociones, y es muy desagradable. Creo
que no hace nada por ocultarlos, por el contrario! A veces ella también me habla por telepatía,
creando así una forma de intimidad entre nosotros. La matriarca Nebet-Aha fue turbada por mi decisión,
y no dejó de demostrarlo, casi llorando:
- Usted confirma su doble sabiduría
hoy, Heru. Usted
es el que tu madre pretende y a quien admiramos todos aquí con fervor. Nuestros ritos y oraciones son para usted. La magia
de Meri es eterna. Paz, larga vida y
fuerza, a Aset y a usted.
Nebet-Aha me presentó las tres
sacerdotisas que el destino me había dotado. Yo estaba en la presencia de mi futura esposa real?
La primera es conocida como Tefnut, la
segunda bajo el nombre de Bastet, y la última bajo el nombre de Mersegrit.
Esta última tenía una cola que no dudó en
agitar detrás de la capa, como provocación. "Cada una de ellas conoce los
rituales sin problemas y es una garante de la paz, precisó Nebet-Aha. Usted encontrará sin duda entre estas tres Seba
Khaibitu (Estrellas Oscuras), a la que le traerá la iluminación y una divina
descendencia."
Estas palabras eran encantadoras y
deliciosas, pero, parecían sonar falsas en la boca de la matriarca. ¿Por qué tengo la sensación de
que ella pensaba de manera diferente? También
tengo la extraña sensación de que ella no me aprecia. Antes de irse, ella me dio una extraña mirada que
me puso muy incómodo, mientras me susurro con el Kinsag (telepatía):
"Asar-Heru, debería confiar más en su tía, la divina penitente. No recuperaras tu trono sin su ayuda!" Esta es
la extraña sensación que me dejaron los dominios de Aset-Heh.
[imagen 10]. Geghu, la nave de Horus. Vimos en el tomo anterior de que
esta nave fue nombrada originalmente con el nombre sumerio Gighu, es decir,
"Pájaro Negro". La
traducción de este término egipcio da "Geg-Hu", "el grito del
halcón divino que choca" o "el grito del halcón divino que destruye
el metal."
[imagen 11]. El Dominio de Aset-Heh
(Dendera) es un sitio muy antiguo que ha sido reconstruido varias veces de
forma idéntica. El
último edificio del templo de Hathor data del año 54 antes de Cristo y fue la obra de Ptolomeo Auletes, pero es, de
acuerdo con cálculos de Albert Slosman la sexta reconstrucción. Los sondeos realizados en los cimientos del templo
mostraron que la piedra utilizada pertenecía a los templos construidos
anteriormente . Reconstrucción
hipotética de la época prehistórica.
[1] Aset le dice en broma que lo enviará
a Heru a las minas de Marte, es decir, a territorio enemigo. El
planeta Marte pertenecía al régimen Ušumgal-Anunna.
[2] Denderah es probablemente la ciudad
que lleva mas nombres en Egipto. Es
difícil determinar el más antiguo de ellos, pero es obvio que el nombre de
Aset-Heh ("asiento de la eternidad" o "Isis eterna") parece
la más adecuada teniendo en cuenta el papel de esta ciudad dedicada a
Isis-Hathor, la madre de Horus.
[3] Ver El Testamento de la Virgen (pag.
283-284) sobre la longitud extrema del sitio de Dendera y su templo, que ha
sido reconstruido varias veces de forma idéntica.
[4] Aquí se explicaría el misterio que
rodea a la afiliación maternal de Anubis. De hecho, algunas variantes dicen que es el hijo de
Neftis (hijo que habría tenido como resultado de su "relación
culpable" con Osiris), otras versiones dicen que es el hijo de Isis.
El nombre egipcio Sabu (lobo) se deriva
probablemente de la combinación de las partículas sumerias SA
("igual", "guía") y BU4 ("luz").
El lobo Sabu (Anubis) es bien conocido como
el que guía la luz, así como el que abre las puertas secretas de los textos
egipcios. Tiene precisamente la
reputación de ser el guardián del Duat inferior (el Gigal), el lugar oculto
donde los faraones fueron posteriormente iniciados en los grandes misterios.
[5] El nombre egipcio Neret o Nerit
evoca tanto al "buitre" (emblema real), "al gobierno" y
"la diosa del poder." Se
trata del antiguo nombre de la diosa Neith que corresponde a Dim'mege, la reina
de Salim que es la capital del Abzu. Su
nombre egipcio también es Net que evoca la corona del Bajo Egipto (el Norte).
La diosa Neith es generalmente asociado con
las aguas abisales y tiene la reputación de haber dado a luz a Ra en el corazón
de los montículos iniciales. Acabamos
de discutir en este momento que es la encargada de la educación de este último.
Ella era su segunda madre y su enfermera.
[6] Recordatorio del Testamento de la
Virgen: la piedra Benben es un meteorito altamente radiactivo, un hecho confirmado
por el ingeniero Joe Parr a través de sus mediciones realizadas en la parte
superior de la Gran Pirámide; altos niveles de energía electromagnética (rayos
gamma) se liberan de la plataforma en la que estuvo depositado el Benben (de lo
que he recibido). Benbén se forma de
la doble partícula Ben que es una negación.
[7] Los grabados probablemente se
realizaron más tarde, durante una de las numerosas reconstrucciones del templo.
[8] [41] Véase el Génesis de Adán
(pag.298)
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